miércoles, 13 de marzo de 2013

SURREALISMO EN EL TANATORIO

Murió ayer mi primo José Antonio, el pobre.
Volvió de viaje encontrándose mal y se acabó lo que se daba. Murió después de una larga enfermedad, que dirían los cursis; murió de un tumor cerebral, la realidad. Me llama mi padre por la tarde para darme la noticia y, en moto, bajo al tanatorio de Santa Lastenia, construido después del que hicimos nosotros, mejorado en algunas cosas, ´más feo en otras, a compartir un rato con mi familia. Qué pena que sea durante los velatorios cuando más posibilidades hay de ver a miembros de la family que en otras circunstancias leche cacharro... pero así es la vida. Bajo con otro de mis primos y su mujer a la cafetería, a tomarme un cafecito, y lo que me encuentro es esto:
Un grupo de personas ajenas a la muerte de unos o de otras, desconectadas momentáneamente del resto del grupo de la planta alta, donde se ubican las tanatosalas y por ende los fallecidos, disfrtuando plácidamente de un partido de fútbol.
Está claro, el muerto al hoyo y el vivo al fútbol.

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