sábado, 6 de enero de 2024

ASÍ SOMOS, DIFERENTES

Fui muy feliz en Villa Augusta, mi casa del Ortigal. Con mis perras Augusta y Octavia, un jardín y una biblioteca no me faltaba nada; tras casi veinte años las cosas cambian, la vida cambia, el futuro cambia reescribiéndose (sí, lo sé, no existe, es hoy). Vendida la casa y con mudanza vital en ciernes, me acerco a ella a recoger unas cartas y ¡oh, sorpresa!, nada es lo que era: la hiedra ha desaparecido de las fachadas, los cipreses del garaje han sido talados completamente, los pequeños pinos del jardín igualmente no están y el césped no sé, desde la calle no llegaba a verlo, aunque me temo lo peor. 
¿Qué mueve a una familia a mudarse al campo y eliminar un jardín cuidado durante tantos años?
Si tienes la respuesta agradecería un comentario al respecto, yo la ignoro. SNIF.

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