Recibí una carta inesperada esta tarde y, casualmente, había aparcado la moto muy cerca del despacho de una abogada a la que conozco por un peritaje que hice hace tiempo, así que con un par me presento allí y le muestro la carta a ver si me podía arrojar algo de luz. Ya más tranquilo salgo y, como me quedaban 10 min. antes de una cita de trabajo, me di un salto a mi librería de referencia en Santa Cruz, La Isla. Iba con la intención de comprar unos regalos por lo que no desvelaré los títulos, pero ¡qué placer pasear entre las estanterías repletas! Muchas veces pienso que antes de ser yo fui vaca, otras ballena, también perro, incluso un árbol; me pregunto si habré sido libro.
Strand Bookstore, New York.
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