Esta mañana tuve una inesperada e interesante experiencia que me hizo pensar en cuán diferente somos los seres humanos. Una señora que venía pidiendo unos planos, por casualidad, dio conmigo y la atendí entre medio de dos reuniones. La señora en cuestión, de hablar pausado y muy dulce, me decía que quería unos planos "para su mochila". Mientras los buscaba conversamos un rato y yo, tan ingenuo como siempre, le pregunté si la mochila era para la excursión de alguno de sus nietos. No, me dijo, es para mi, hay que estar preparada para lo que pueda ocurrir.
En ese momento me intrigó lo que me decía y le pregunté qué podría pasar.
Me dijo que "esas cosas" pasaba y que moría gente por los desastres naturales y que había que tener una mochila lista por si pasaba algo, que el Todopoderoso mandaba cosas a veces y que yo podía prepararla también. Si, le contesté, preguntándole cómo conseguir esa larga lista de cosas que debía llevar la mochila, a lo que me respondió con un simple "es de fuera".
En fin, ahí se terminó la conversación, ella cogió sus planos y se fue feliz y yo me quedé pensando en lo raro que había sido todo.
¿Mi conclusión? la señora tan dulce pertenecía a una secta apocalíptica.
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