Zapatero le recuerda al Papa que España es un Estado aconfesional
Benedicto XVI se despide desde el aeropuerto de El Prat de Barcelona pidiendo a los españoles que vivan "como una sola familia".
PÚBLICO.ES / AGENCIAS 07/11/2010 19:50 Actualizado: 07/11/2010 20:46
El Papa ya se ha ido. A las 19:22 horas, el avión de Benedicto XVI partía del aeropuerto de El Prat de Barcelona rumbo a Roma tras una visita de dos días a España. Ratzinger, que llegó anoche a Barcelona procedente de Santiago de Compostela, fue despedido por los reyes y por el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, al pie de la escalerilla del Airbus de Iberia "Delta del Llobregat". Antes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo un encuentro de cinco minutos con el pontífice. Durante la reunión, Zapatero le ha recordado al Papa la relación fluida del Estado español con el Vaticano, gracias a lo que expresa la Constitución como Estado aconfesional que garantiza la libertad religiosa en España, según informa la página web de Moncloa. Benedicto XVI, sin ni siquiera bajar del avión en Santiago, abrió ayer la caja de los truenos denunciando que "en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta". "Y ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz". El Gobierno quiso restar trascendencia a las palabras de Ratzinger y evitaron polemizar sobre las mismas, aunque no pudieron evitar mostrarse sorprendidos. Hoy, el Papa ha arremetido contra el matrimonio entre homosexuales y el aborto durante la misa de consagración de la iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona. "La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar", dijo el Papa esta mañana para agregar que "el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural". Durante el encuentro con Zapatero, también se han abordado la colaboración entre el Ejecutivo español y el Vaticano de cara a la próxima visita del pontífice a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto de 2011.
Las medidas de seguridad a lo largo de todo el acto han sido extremas. En su despedida desde El Prat, el Papa ha anunciado, en un discurso en castellano, que rezará para que "todos los pueblos de España" reciban los "dones celestiales" que les ayuden "a vivir como una sola familia". El jefe de la Iglesia católica ha añadido que con su visita a Compostela he querido primero unirse "como un peregrino más" a todos los fieles que llegan a la tumba del apóstol y por otro recordar cómo el cristianismo llegó "a estas tierras" y enraizó "profundamente" en la idiosicransia de sus gentes. En este sentido, ha remarcado que "preservar y fomentar ese rico patrimonio espiritual" no sólo refleja el amor de un país hacia su historia y su cultura, sino que es una vía "privilegiada" para transmitir a las jóvenes generaciones los valores necesarios para edificar un futuro de convivencia armónica y solidaria. El Papa ha abogado porque aquella primigenia fe cristiana, que unía a los peregrinos europeos que viajaban hacia Santiago "más allá de las diferencias nacionales", alcance "nuevo vigor en este continente y se convierta en fuente de inspiración, que haga crecer la solidaridad y el servicio a todos". Por su parte, el rey, en su discurso, ha dado "gracias de corazón" a Benedicto XVI y ha destacado la "amistad, cercanía y afecto" que el Papa ha "vuelto a expresar" estos días a los españoles.
La visita del Papa a Barcelona ha congregado a unas 250.000 personas, una cifra que se sitúa muy por debajo de las 400.000 que habían previsto el Ayuntamiento y el Arzobispado de la capital catalana. Tanto el portavoz de Vaticano, Federico Lombardi, como el consistorio barcelonés han coincidido en la cifra de 250.000 personas, que se desglosa en 6.500 en el interior de la Sagrada Familia, 36.000 en las calles adyacentes, 15.000 en la plaza de toros Monumental y el resto en los recorridos en papamóvil. Varios centenares de personas también han salido a la calle durante la visita papal, aunque no para mostrar su fervor al obispo de Roma sino todo lo contrario, para expresar su repulsa. Estas manifestaciones de repulsa, convocadas por diversas plataformas y coordinadoras alternativas, se han desarrollado sin incidentes destacables y las Fuerzas de Seguridad sólo han tenido que intervenir para evitar algunos encontronazos airados entre partidarios y detractores de Benedicto XVI. Un centenar de activistas gays y lesbianas se besaron coincidiendo con el paso del papamóvil para defender la libertad sexual y el uso de los preservativos y corearon eslóganes contrarrestados por jóvenes católicos con gritos de apoyo al Papa. Asimismo, mientras el jefe de la Iglesia católica consagraba la Sagrada Familia, varios centenares de personas participaban a escasos kilómetros de allí, en la confluencia del Paseo de Gracia con la Gran Vía, en una manifestación alternativa convocada por la coordinadora "Deixem-nos d'hòsties. Yo no te espero", que reúne a diversas plataformas, grupos juveniles y sindicatos alternativos. Muchas de las personas que habían participado previamente en otra concentración en la plaza Universidad, convocadas por la Plataforma de Mujeres contra el Papa, se sumaron luego a esta manifestación alternativa.
Besos contra la jerarquía católica
El Papa ya se ha ido. A las 19:22 horas, el avión de Benedicto XVI partía del aeropuerto de El Prat de Barcelona rumbo a Roma tras una visita de dos días a España. Ratzinger, que llegó anoche a Barcelona procedente de Santiago de Compostela, fue despedido por los reyes y por el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach, al pie de la escalerilla del Airbus de Iberia "Delta del Llobregat". Antes, el presidente del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, mantuvo un encuentro de cinco minutos con el pontífice. Durante la reunión, Zapatero le ha recordado al Papa la relación fluida del Estado español con el Vaticano, gracias a lo que expresa la Constitución como Estado aconfesional que garantiza la libertad religiosa en España, según informa la página web de Moncloa. Benedicto XVI, sin ni siquiera bajar del avión en Santiago, abrió ayer la caja de los truenos denunciando que "en España ha nacido una laicidad, un anticlericalismo, un secularismo fuerte y agresivo como se vio en la década de los años treinta". "Y ese enfrentamiento, disputa entre fe y modernidad, ocurre también hoy de manera muy vivaz". El Gobierno quiso restar trascendencia a las palabras de Ratzinger y evitaron polemizar sobre las mismas, aunque no pudieron evitar mostrarse sorprendidos. Hoy, el Papa ha arremetido contra el matrimonio entre homosexuales y el aborto durante la misa de consagración de la iglesia de la Sagrada Familia en Barcelona. "La Iglesia se opone a todas las formas de negación de la vida humana y apoya cuanto promueva el orden natural en el ámbito de la institución familiar", dijo el Papa esta mañana para agregar que "el amor generoso e indisoluble de un hombre y una mujer es el marco eficaz y el fundamento de la vida humana en su gestación, en su alumbramiento, en su crecimiento y en su término natural". Durante el encuentro con Zapatero, también se han abordado la colaboración entre el Ejecutivo español y el Vaticano de cara a la próxima visita del pontífice a Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud, que se celebrará en agosto de 2011.
Las medidas de seguridad a lo largo de todo el acto han sido extremas. En su despedida desde El Prat, el Papa ha anunciado, en un discurso en castellano, que rezará para que "todos los pueblos de España" reciban los "dones celestiales" que les ayuden "a vivir como una sola familia". El jefe de la Iglesia católica ha añadido que con su visita a Compostela he querido primero unirse "como un peregrino más" a todos los fieles que llegan a la tumba del apóstol y por otro recordar cómo el cristianismo llegó "a estas tierras" y enraizó "profundamente" en la idiosicransia de sus gentes. En este sentido, ha remarcado que "preservar y fomentar ese rico patrimonio espiritual" no sólo refleja el amor de un país hacia su historia y su cultura, sino que es una vía "privilegiada" para transmitir a las jóvenes generaciones los valores necesarios para edificar un futuro de convivencia armónica y solidaria. El Papa ha abogado porque aquella primigenia fe cristiana, que unía a los peregrinos europeos que viajaban hacia Santiago "más allá de las diferencias nacionales", alcance "nuevo vigor en este continente y se convierta en fuente de inspiración, que haga crecer la solidaridad y el servicio a todos". Por su parte, el rey, en su discurso, ha dado "gracias de corazón" a Benedicto XVI y ha destacado la "amistad, cercanía y afecto" que el Papa ha "vuelto a expresar" estos días a los españoles.
La visita del Papa a Barcelona ha congregado a unas 250.000 personas, una cifra que se sitúa muy por debajo de las 400.000 que habían previsto el Ayuntamiento y el Arzobispado de la capital catalana. Tanto el portavoz de Vaticano, Federico Lombardi, como el consistorio barcelonés han coincidido en la cifra de 250.000 personas, que se desglosa en 6.500 en el interior de la Sagrada Familia, 36.000 en las calles adyacentes, 15.000 en la plaza de toros Monumental y el resto en los recorridos en papamóvil. Varios centenares de personas también han salido a la calle durante la visita papal, aunque no para mostrar su fervor al obispo de Roma sino todo lo contrario, para expresar su repulsa. Estas manifestaciones de repulsa, convocadas por diversas plataformas y coordinadoras alternativas, se han desarrollado sin incidentes destacables y las Fuerzas de Seguridad sólo han tenido que intervenir para evitar algunos encontronazos airados entre partidarios y detractores de Benedicto XVI. Un centenar de activistas gays y lesbianas se besaron coincidiendo con el paso del papamóvil para defender la libertad sexual y el uso de los preservativos y corearon eslóganes contrarrestados por jóvenes católicos con gritos de apoyo al Papa. Asimismo, mientras el jefe de la Iglesia católica consagraba la Sagrada Familia, varios centenares de personas participaban a escasos kilómetros de allí, en la confluencia del Paseo de Gracia con la Gran Vía, en una manifestación alternativa convocada por la coordinadora "Deixem-nos d'hòsties. Yo no te espero", que reúne a diversas plataformas, grupos juveniles y sindicatos alternativos. Muchas de las personas que habían participado previamente en otra concentración en la plaza Universidad, convocadas por la Plataforma de Mujeres contra el Papa, se sumaron luego a esta manifestación alternativa.
Besos contra la jerarquía católica
"Besada colectiva" en Barcelona para demostrar que no todos están contentos con el modo en el que España ha recibido al Papa.
"Yo no te espero", decían las pancartas y banderas que portaban los manifestantes del colectivo homosexual frente a la catedral de Barcelona, donde se han citado esta mañana para un "besada colectiva" y mostrar de esta manera su rechazo a algunas de las tesis que mantiene la jerarquía católica. Gafas de sol grandes, chaquetas de colores, pantalones arrapados, peinados a la última moda, frente a camisas con rallas azules y melenas largas. Era fácil, esta mañana, distinguir el colectivo católico del homosexual. Ambos grupos han respetado la cercanía sin incidentes hasta que el Papa ha cruzado la plaza de la Catedral a toda velocidad, encaminándose hacia la Sagrada Familia. Entonces sí, entonces los ánimos se han calentado y ha habido algún que otro enfrentamiento verbal entre los que gritaban "¡Yo no te espero!" o "Bote, bote, bote, pederasta, quien no bote" y los que alzaban la voz para reivindicar que "¡Esta es la juventud del Papa!".El objetivo del colectivo homosexual, como contaba Antonio Guirado, presidente de Gays Positivos, era "demostrar que no todos los barceloneses estamos contentos con que las instituciones públicas reciban de esta manera al Papa". Además la besada ha sido "una anécdota, un símbolo" , explicaba Guirado, "para mostrar nuestro rechazo al discurso de la Iglesia sobre los preservativos ya que gracias a esto mueren miles de personas cada año". Junto a Guirado había dos estudiantes lesbianas de Mallorca, Carmen y Casandra. Ambas, han explicado que han ido a la "besada colectiva" (organizada vía Facebook) para reivindicar que los gays y las lesbianas existen y "para mostrar que tenemos libertad para utilizar nuestro cuerpo como queramos". Además, Carmen lamentaba el despliegue que las autoridades han hecho con motivo de la visita del Papa: "¡Se supone que estamos en un Estado aconfesional!". Apenas, a unos metros de ambas mujeres, un grupo de jóvenes de entre 16 y 19 años se miraban a los gays con ciertas reservas. De hecho, los jóvenes, que no han querido dar sus nombres a este periódico, decían que estaban muy felices por la visita del Papa pero que les disgustaba enormemente que "unos viciosos" estuvieran esta mañana en la plaza de la Catedral. Por lo demás, la besada ha transcurrido sin incidentes y, ya lejos el papamóvil el corazón de Barcelona, unos y otros han ido abandonando la plaza. En la vía Layetana, con un policía cada cuatro metros, unos voluntarios, con el impermeable azul que ha repartido la organización, repartían banderitas para celebrar la vista del Pontífice. Eran Roqui y Jatori, dos militares que también han pedido a un grupo de gays y lesbianas ataviados con vestimentas pintorescas y banderas anti Papa, que se hicieran fotos con ellos. "Entiendo que cada uno puede expresar lo que quiera", decían ambos, "hay que respetar todas las ideas".
"Yo no te espero", decían las pancartas y banderas que portaban los manifestantes del colectivo homosexual frente a la catedral de Barcelona, donde se han citado esta mañana para un "besada colectiva" y mostrar de esta manera su rechazo a algunas de las tesis que mantiene la jerarquía católica. Gafas de sol grandes, chaquetas de colores, pantalones arrapados, peinados a la última moda, frente a camisas con rallas azules y melenas largas. Era fácil, esta mañana, distinguir el colectivo católico del homosexual. Ambos grupos han respetado la cercanía sin incidentes hasta que el Papa ha cruzado la plaza de la Catedral a toda velocidad, encaminándose hacia la Sagrada Familia. Entonces sí, entonces los ánimos se han calentado y ha habido algún que otro enfrentamiento verbal entre los que gritaban "¡Yo no te espero!" o "Bote, bote, bote, pederasta, quien no bote" y los que alzaban la voz para reivindicar que "¡Esta es la juventud del Papa!".El objetivo del colectivo homosexual, como contaba Antonio Guirado, presidente de Gays Positivos, era "demostrar que no todos los barceloneses estamos contentos con que las instituciones públicas reciban de esta manera al Papa". Además la besada ha sido "una anécdota, un símbolo" , explicaba Guirado, "para mostrar nuestro rechazo al discurso de la Iglesia sobre los preservativos ya que gracias a esto mueren miles de personas cada año". Junto a Guirado había dos estudiantes lesbianas de Mallorca, Carmen y Casandra. Ambas, han explicado que han ido a la "besada colectiva" (organizada vía Facebook) para reivindicar que los gays y las lesbianas existen y "para mostrar que tenemos libertad para utilizar nuestro cuerpo como queramos". Además, Carmen lamentaba el despliegue que las autoridades han hecho con motivo de la visita del Papa: "¡Se supone que estamos en un Estado aconfesional!". Apenas, a unos metros de ambas mujeres, un grupo de jóvenes de entre 16 y 19 años se miraban a los gays con ciertas reservas. De hecho, los jóvenes, que no han querido dar sus nombres a este periódico, decían que estaban muy felices por la visita del Papa pero que les disgustaba enormemente que "unos viciosos" estuvieran esta mañana en la plaza de la Catedral. Por lo demás, la besada ha transcurrido sin incidentes y, ya lejos el papamóvil el corazón de Barcelona, unos y otros han ido abandonando la plaza. En la vía Layetana, con un policía cada cuatro metros, unos voluntarios, con el impermeable azul que ha repartido la organización, repartían banderitas para celebrar la vista del Pontífice. Eran Roqui y Jatori, dos militares que también han pedido a un grupo de gays y lesbianas ataviados con vestimentas pintorescas y banderas anti Papa, que se hicieran fotos con ellos. "Entiendo que cada uno puede expresar lo que quiera", decían ambos, "hay que respetar todas las ideas".
No hay comentarios:
Publicar un comentario