viernes, 26 de noviembre de 2010

ANIVERSARIOS

Las asociaciones de ideas son un misterio irresoluble. No se sabe la razón por la que, por ejemplo, uno mira un muro y se acuerda de algo que le ocurrió en la infancia. Algo así me ocurrió hace un momento y el salto fue hasta los catorce años, calculo. Recuerdo como si fuera ayer que, durante una clase, nos propusieron hacer un trabajo que consistía en entrevistar a una amiga (estudié en un colegio religioso y masculino) acerca de los problemas de los adolescentes, las relaciones familiares, el primer amor, etc. Nada más terminar el profesor de explicar el trabajo muchos de mis compañeros de clase se volvieron hacia mi con el chistecillo de entrevistarme. En aquellos años yo era muy tímido, blanco de piel, pelirrojo y ¡oh! no me gustaba el fútbol. ¿Hace falta que les hable de la crueldad de los niños -y no tan niños-? El tiempo pasó, cada uno tiró por su lado y sólo un pequeño grupo de amigos de aquella época han seguido en mi vida; del resto poco he sabido, aunque viviendo en una isla es difícil, lo sé.
Últimamente, no obstante, me han llegado algunos correos hablando sobre no-se-qué aniversario del colegio, cenas y misas conmemorativas, medallas reconocedoras (¿?), etc. Muy poco romántico soy al respecto y nunca me añado a los fastos. A pesar de no ser una persona rencorosa, en absoluto, no es algo que me apetezca festejar demasiado. Del colegio uno salía con un buen nivel educativo, no lo negaré, pero cargado de otro equipaje, aunque de eso podríamos hablar en otro momento.

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