No sigo los dictados de la Iglesia -no respeto a quién piensa que soy un bicho raro-, no me interesan en absoluto, pero, aún así no negaré que mucha gente sí, de manera que lo que digan y hagan, de una manera u otra, acaba afectándome, y más cuando vivo en España, ¡España!, otrora llamada el reducto espiritual de occidente.
El espectáculo bochornoso -todo menos un mea culpa- que está dando la Conferencia Episcopal Española y sus obispos es vergonzoso. ¡Me vengo a enterar ahora!, los muy mamones, me ponen enfermo.
Pero he aquí que el Papa, que sigue dando muestras (pocas, pero las da) de estar cortado con otras tijeras, llama a esta jauría a capítulo, o como se dice en diplomacia "a consultas" al Vaticano. a ver si se les cae la cara de vergüenza, entre otros a la joya de la Diócesis Nivariense, el inefable obispo Bernardo.
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