miércoles, 29 de noviembre de 2023

TUNNEL BLUES


"Yo no estoy aquí para hacer amigos sino para trabajar", me dijo una vez un amigo. Duras palabras, no las entendí... hasta hoy. El control al funcionariado es un tema pendiente en España, a la par que tabú. Que hay trabajadores buenos en la Administración es un hecho, yo hasta diría que son la mayoría los que se toman en cuenta su función (pública), pero que los hay petardos, vagos, impresentables, estafadores del sistema, buscavidas, jetas, es un hecho palpable. ¿Y qué hace la Administración con estos especímenes? Los premia con más trabajo para el que trabaja.
¡Premio al caballero y a la señora! Le ha tocado una rebaja de trabajo no vaya a ser que siga poniendo pegas, diga no no no, retrase el expediente, trate mal al administrado, o se levante con ganas de hablar por teléfono de lo que va a cocinar hoy o de lo que hizo ayer o el fin de semana.
A todo esto le añadiré el problema endémico y crónico de la falta de respeto a la autoridad y a la jerarquía, inexistente.
¿Cómo podríamos arreglar esto? Difícil cuestión, complicada solución, que diría Joda. Se me ocurren, no obstante, algunas ideas...
- Todo funcionario debe tener una evaluación de su trabajo hecha por un equipo externo (el Asuntos Internos de la policía en las pelis americanas, para entendernos).
- Todo funcionario debe saber que su trabajo no es para toda la vida salvo que sea merecedor de ello.
- La democracia interna es relativa, una mesa cuadrada no es redonda por mucho que se vote así.
- Las manzanas podridas ¡a la puta calle!, lo envenenan todo.
- Si vales para el puesto, ¡adelante!, el Estado te forma (véase agentes del FBI).
- Si tu único mérito es ser un empollón y sacar el nº1 de la oposición sin un ápice de don de gentes e interés por ayudar a los demás, ¡cierra la muralla!
- Si tienes el Récord Guinness de los requerimientos y de los noes, ¡a la puta calle!, tú no sirves para esto.
- Si eres un cotilla, un correveidile, un mal compañero, ¡lagarto, lagarto!
- Si eres mala gente, vade retro.
O sea, resumiendo, que vivo en los mundos de Yupi, lo sé.
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Ay, qué ganas de tener tiempo para escribir mis experiencias en la Administración.
Philip Glass, *Opening for Glassworks.

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