Siempre he tenido una relación de odio-odio con los críticos y con aquellos que trabajan en algo similar. Me explicaré: señores que se sientan y esperan a que les llegue el trabajo de otros para supervisarlo, criticarlo, evaluarlo... No me refiero a los profesores, que sin son buenos habrán plantado la semilla del conocimiento y nos piden una pequeña demostración. No, me refiero a los otros, aquellos para los que nunca está nada bien, o más bien los que siempre tienen algo que decir.
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Joaquín Sabina, *El joven aprendiz de pintor.
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