Soy un absoluto defensor de muchas causas perdidas, lo sé, pero como he comentado en alguna ocasión hay que escoger las guerras en las que meterse porque a veces es mejor tener tranquilidad que tener razón. Una de éstas son las oposiciones tal y como se entienden, al menos en España. Es éste, además, un tema complicado del que hablar -más si el interlocutor ha pasado ya por alguna- pues la causa recurrente de mi posición es "¿tú tampoco quieres estudiar?" y, ante tal premisa, ¿cómo seguir con el hilo de la conversación? Complicado.
En fin, aún así me arriesgaré a explicar mi postura.
Sé que es necesario, o al menos parece de justicia, que exista un método para nombrar funcionario a aquél que tenga las aptitudes para ello, pues el servicio público es algo serio. De la presunción de interés por ayudar a los demás no hablaré en estas líneas, vamos a dar un voto de confianza y presuponerla.
Una oposición en España implica, grosso modo, estudiar. Fin del asunto. Estudiar, y muchísimo. Lo demás queda tan absolutamente relegado que da hasta miedo. Si sacas buena nota en el examen ya tienes todos los papeles para conseguir un puesto de funcionario y que sea lo que dios quiera.
Me ceñiré en mis divagaciones únicamente en lo que respecta a las oficinas técnicas municipales, que es de lo poco que sé un poco, más por viejo que por diablo. Se busca un arquitecto que sepa de lo suyo, que esté formado y poco más. Ahora, lo importante es que sepa, o sea, que estudie y que saque buena nota en el examen. Si se trata de un concurso de méritos, suele contar sólo la experiencia en la Administración y los cursos, pero no la experiencia en la calle. algo así como pedirle a un fontanero que acredite sus años de experiencia arreglando tuberías, pero sólo las de los edificios oficiales, las de viviendas no.
Así, de esta manera de puntuar, los Ayuntamientos se han llenado de empollones, de titulados con notas altísimas, oposiciones brillantes.... Nada importa si se trata de personas cuadriculadas, vagas, no asertivas, ineptas, sin don de gente, no resolutivas, etc., etc., etc. Te recitan las leyes como quien recita el abecedario, pero se quedan en el 2+2, no oses preguntar 3+1. La experiencia, un plus para casi todo, no importa en absoluto.
Siempre me ha llamado la atención lo de "captar" perfiles que hacen en otros países. Si eres bueno en lo tuyo los ojeadores te captan y, si encajas en lo que necesitan te forman. Aquí es completamente al revés, para saber si sirves te examinas y nada más, valgas o no valgas después; ya has pasado un examen y de tu puesto no te sacan ni con agua caliente.
Claro que todo esto es la modesta opinión de alguien que, vox populi, simplemente no quiere estudiar, por lo que ni caso.
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Vivaldi, Las cuatro estaciones. *El invierno
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