jueves, 18 de junio de 2020

MÚSICA, PARA EMPEZAR

Bosque del Adelantado, Villa de La Esperanza. Tenerife.


Comienza otro jueves con sabor a viernes, éste, que dará paso al último fin de semana del estado de alarma, el último antes de cambiar de estación, el que dará paso de lleno a la nueva (a)normalidad que nos espera durante muchos meses, me temo. Y lo hago escuchando la maravillosa música del violonchelo del concierto de Elgar, en este caso interpretado por Sheku Kanneh-Mason, violonchelista británico que recibió el premio de la BBC de Músico del Año en 2016, siendo el primer músico de etnia subsahariana en ganar el premio desde el lanzamiento en 1978 del prestigioso concurso; concierto que comparto, por supuesto.
Lejos han de quedar las noticias del rebrote del virus en Pekín, que todos deseamos que se quede allende los mares y que las autoridades lo controlen con el menor número posible de contagios y fallecidos. No quisiéramos ver de nuevo cómo se vuelve a extender la pandemia en el mundo porque me temo que caeríamos en la primera depresión mundial de la historia, y no me refiero precisamente a la del crac del 29. Mucho tarda Hollywood en estrenar la primera película sobre el Covid-19.
Impresionado estoy -aún me falta el último capítulo de la miniserie- después de ver el documental sobre las andanzas sexuales del tal Jeffrey Epstein, el financiero filántropo y pedófilo estadounidense, al que no le faltaba nada (dos aviones privados, un helicóptero, una isla privada en el Caribe, mansiones en Palm Beach, Nueva York, París, etc.) y, como anécdota únicamente, adicto a los masajes eróticos y a las niñas. Un personaje al que O.J. Simpson, del que hablaba ayer, no le llega ni a los tobillos. Un sujeto que nos enseña lo peor del poder, de la impunidad, arrastrando con él, entre otros, al Príncipe Andrés, un nuevo dolor de cabeza de la Reina de Inglaterra y que ha acabado fuera de la vida política. Andrés, Clinton, Trump, Harvey Weinstein... Una de las chicas a las que invitaba a su isla privada acabó intentando escapar de la isla nadando, como si se tratara de Alcatraz. Resumiendo, un fulano realmente asqueroso. Imprescindible su visionado. 
¡Feliz jueves!
Edward Elgar, *Cello Concerto
Sheku Kanneh-Mason.

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