Mi relación con el Reggaeton es inexistente, como lo es, por ejemplo, con el fútbol. Ahora, vivo en este mundo y es imposible estar aislado completamente. De fútbol soy capaz de tener una mínima conversación con un taxista, de mi casa al aeropuerto, y éste ni se dará cuenta de mi ignorancia, comprobado lo tengo. Con la música es algo más complicado y simple a la vez. Mi primer contacto reggaetonero lo tuve en Nueva York hace muchos años. Andaba yo por aquellos lares, paseando por Times Square, y en la esquina de uno de los rascacielos de la zona se desplegaba una gigantesca pancarta, que ocupaba muchos pisos, con la foto de un fulano y su nombre: Don Omar. El susodicho, absolutamente desconocido, parecía una estrella latina a razón de los m² de su anuncio, que allí son saladitos. Del tal Don Omar no supe más hasta que vi otro anuncio, esta vez de mucho menor tamaño, en Santa Cruz, ¡iba a venir a cantar a Tenerife! De hecho, les aseguro que aún no sé lo que canta, ni falta que hace -he aquí uno de tantos prejuicios que uno tiene, mea culpa-.
Quedando atrás el Don y su inefable vestimenta, entra en mi vida Yeyo, primero en La Cuevita y ahora en el bar Conde, conocido por todos como "el bar de Yeyo". Él, con su gusto de vasto espectro, me ameniza el primer café de la mañana con su animada música: salsa, bachata, reggaeton y, sobre todo, orquestas canarias "que suenan muy bien", Yeyo dixit. Animadas son, no cabe duda, aunque algunas letras no tengan desperdicio alguno. Hoy tocó Marc Anthony, menos mal, porque hay días en los que me canta las mañanitas un tal Elvis Cerspo que tiene una voz imposible describir; una bisagra mal engrasada suena mejor, lo aseguro.
Los dejo con estos caballeros. Feliz jueves.
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Gente de Zona & Marc Anthony, *La Gozadera
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