Mientras me preparaba esta mañana la bolsa de trabajo: termo de café, botella de agua, libro del día para una lectura rápida, pañuelos de papel y algo más que no debe ser importante porque no recuerdo, fui colocándome encima todos los elementos de rigor, el móvil y la cartera, la chaqueta de la moto, la mascarilla; justo en ese momento pensé, con qué normalidad me echo la mascarilla al cuello, ya forma parte de mi vestimenta diaria al salir de mi casa, y "sólo" han pasado tres meses de nada. Nuestra capacidad de adaptación continúa siendo increíble, ya vivimos esta nueva anormalidad como si nada. Luego, en el bar, sesión psicoanalítica por el módico precio de un café. Yo escucho, asiento y no entro en polémicas innecesarias, y menos a estas horas de la mañana donde uno aún no está despierto del todo.
¡Quién sabe lo que nos depara el futuro!
♫
Noa, *I don't know.
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