Decir que se conoce una ciudad como la palma de la mano es, además de una pedantería, mentira. Ahora, no perderse en una metrópolis como Nueva York es ya todo un logro. Empezaba a leer hace un par de día el estupendo libro de cómic que escribió Julia Wetz, "Barrios, bloques y basura". El tiempo se dilata durante los fines de semana, la cabeza lo sabe, y poder emplear parte del tiempo en la lectura es uno de esos placeres, il dolce far niente.
Que la biblioteca reciba un nuevo libro es un motivo de alegría en mi salón, de felicidad y de preocupación porque, no nos engañemos, ya no cabe ni un alfiler. Mis dos últimas adquisiciones han sido el libro de cómic que he comentado -Nueva York y sus rincones- y la última novela de Jöel Dicker, "El enigma de la habitación 622", el cual comencé a leer anoche al acostarme. Soy perfectamente consciente que esta manía de leer varios libros al mismo tiempo sólo aporta el caos a mi vida, pero ya uno está viejo y lo que es, es; tanto que leer y tan poco tiempo... Del cómic de Nueva York, que devoro con sumo placer, tomo nota de esos rincones desconocidos o para revisitar con nuevos ojos, ahora de lleno en las librerías independientes de la ciudad. Para un lector adicto a los libros, qué mejor que deambular por los pasillos repletos de estas librerías; uno tiene allí la impresión de recuperar el tiempo perdido, una y otra vez. Nueva York es como una librería inmensa, uno encuentra libros de arte y de arquitectura, de historia, novela negra, música y política. En fin, como sobre la vida misma.
Ya he contado en alguna ocasión que cuando me hablaron de "Vestido de novia", de Lemaitre Pierre, de lo mejor que he leído en estos últimos años y después muchas veces recomendado, lo hicieron con la frase : no empieces a leerlo de noche. Yo, curioso, pregunté si me iba a crear tal desasosiego que me impidiese dormir, pero la respuesta fue: es que no vas a poder parar de leer. Y así fue.
Con "La verdad sobre el caso Harry Quebert" me pasó algo por el estilo, también era adictivo, de manera que con éste nuevo del mismo autor tengo la misma sensación, great expectations, que diría el gran Dickens. Ya les contaré.
♫
Enya, *Books of day.
2 comentarios:
Qué decir sobre 'Vestido de novia"; para leer por la noche, por la tarde y a media mañana. Es un incunable
Toda la razón, sin duda. Un libro absolutamente adictivo que te pone muy de mala leche pero que no puedes dejar de leer.
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