Me acuerdo cada víspera de San Juan de mi socio muerto, al que quería tanto. Discutía cada tarde, era su psicólogo barato, le echaba la bronca por todo lo que fumaba (2+2), nos dábamos un salto al bar del barrio -el una infusión, yo un cortado-, incluso viajamos a Madrid y a Nueva York juntos, años ha. Después la vida nos regaló tanto veneno en forma de crisis, de muerte, de cambios inesperados. El estudio, nuestro espacio común, compartido por los tres, Alicia, Juan y yo, sigue a la espera de su venta, dedicado ahora al corpore sano.
Este año no tendremos hogueras ni olor a humo, así que cada uno, más o menos supersticioso, deberá dejar atrás lo malo a su manera; este año el rito se hace imprescindible.
Meigas, haberlas haylas.
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Serrat & Tania Libertad, *Hoy por ti, mañana por mi.
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