A mi con China me pasa ahora como con Sudáfrica antes, aunque por motivos diferentes (¿o no?). Durante la época del apartheid estaba vetado el país del Cabo de Nueva Esperanza por razones obvias. Ahora la cosa ha cambiado pero Sudáfrica es un país extremadamente peligroso y no está en mi lista en los primeros puestos para viajar. En China no hay apartheid, no, pero sí brutalidad extrema con las personas y con los animales. De la pena de muerta no hablaré ahora, pero sí del maltrato continuo que sufren los animales. ¿Alguien recuerda un espantoso vídeo que rondó por Internet y por nuestros buzones electrónicos acerca de lo que le hacían a perros y gatos?; yo nunca he podido quitármelo de la cabeza, junto al otro terrible acerca de los pobre animales a los que le quitan la piel. Pues cada vez que pienso en viajar a China me vienen a la cabeza estas imágenes y automáticamente se me quitan las ganas. ¿Soy simple? Sí, lo soy; es lo que hay.
Como ilustración a esta pequeña reflexión coloco una pequeña nota que leo en El País de hoy donde se comente unas polémicas declaraciones de Morrissey sobre este tema.
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