Según los especialistas, la mayoría de los hombres que padecen anorexia, tienen antecedentes de haber sido gordos o tener cierto sobrepeso en la niñez y aparte haber recibido burlas por ello ,siendo esto último, el componente emocional, lo que más predispone al adolescente a sufrir de este trastorno alimentario.
La anorexia masculina, por lo general, empieza en la etapa de la adolescencia, cuando los jóvenes creen que por ser gordos van a tener poca aceptación social y escaso éxito con el sexo opuesto, se comienzan a interesar por las dietas, las calorías y los ejercicios, luego debido a este interés, es decir, un control en lo que comen, logran bajar de peso, lo que los lleva a pararse distinto frente al mundo, ya que se sienten más seguros de si mismo, captando la atención de por ejemplo, su grupo de amigos, este sentimiento de aceptación lo asocian a "... si bajo se peso tengo amigos, me aceptan..." siendo esto un incentivo para seguir bajando de peso. En general los adolescentes que presentan anorexia son muy autoexigentes y perfeccionistas, es por esto que el bajar de peso, se transforme, para ellos, en una meta que no tiene límites, más bien, una obsesión.
Como es sabido, la mayor culpa la tienen los medios de comunicación ya que imponen un estereotipo de hombre bello, exitoso, inteligente y con muy buen físico, que en verdad dista mucho de la realidad y se acerca más a la utopía.
Esto hace que la mayoría de los jóvenes asocien la felicidad, el éxito y la perfección con ciertas características corporales ilusorias, sintiéndose frustrados cuando su propia imagen no coincide con la impuesta, lo que desencadena estos trastornos.
Además de la anorexia y la bulimia, la vigorexia está ganando terreno entre los varones, esta afección hace que los enfermos coman compulsivamente para subir de peso y pasen excesivas horas dentro del gimnasio con el fin de aumentar la masa muscular porque de lo contrario se ven débiles y enclenques.
El pasado 19 de junio, el modelo de 22 años Tom Nicon perdió la vida al precipitarse desde la ventana de su hotel en el marco de la Semana de la Moda de Milán. Esta tragedia, empero, no fue la única. Ocho semanas antes, otro ‘top model’, Ambrose Olsen, falleció a los 24 años de edad en su domicilio de Nueva York. Las causas -que apuntan a un suicidio- no trascendieron y los motivos sólo son conocidos en su círculo más íntimo. Pero en el caso de Nicon, aunque sus allegados se apresuraron a recalcar que afrontaba una dura ruptura sentimental, pronto se comenzó a especular sobre un posible caso de ‘manorexia’ -término que combina en inglés las palabras hombre y anorexia- llevada hasta las últimas consecuencias.
Así pues, el trastorno alimentario parece no entender de sexos, sobre todo ahora que los hombres han entrado con fuerza en el circuito de la moda y de la estética.
Las cifras pueden resultar alarmantes. Hace años, la tasa de chicos con anorexia no superaba el uno por ciento del total de la población -frente al cinco por ciento de chicas que sufrían este trastorno-, pero durante los últimos recuentos, la proporción ha aumentado de manera alarmante. Como señala la doctora Remedios Rodríguez -psiquiatra, endocrina y experta en trastornos alimentarios del Centro CEAP de Madrid, “en los pasados cinco años, los casos de anorexia masculina han aumentado en torno al 15 y 20 por ciento, y la edad de mayor incidencia se sitúa entre los 16 y los 25 años”. ¿Los culpables? Habría que buscarlos en la sociedad y en los arquetipos de ‘belleza oficial’ que algunos sectores se han empeñado en transmitir a través de la moda, el cine, la música o la pequeña pantalla. Como indica la experta, “las causas sociológicas pueden buscarse en los nuevos modelos de hombre que hemos ido forjando desde la opinión pública y que en los últimos años han ido propiciando un ideal de belleza masculino mucho más centrado en el cuidado físico y abanderado por la figura del metrosexual”. Los dedos acusadores más malintencionados podrían señalar directamente a las campañas de ropa interior de firmas como Calvin Klein. Sobre estas líneas, el cotizado modelo Jeremy Gillitzer, quien el pasado mes de junio falleció a los 38 años de edad y 64 libras de peso. Durante años, el diseñador americano se dedicó a reclutar alrededor del mundo legiones de modelos andróginos alejados de los estereotipos de la época y que pretendían extender un mensaje de naturalidad. Pero resultaría injusto culparle a él.
Ya en el año 2007, Unilever -la empresa que aglutina firmas como Calvin Klein o Chlóe- prohibía la aparición en sus campañas publicitarias de modelos y actores excesivamente delgados, y recientemente, Francisco Costa, nuevo diseñador de la firma americana, declaraba ante los medios de comunicación negarse a admitir en sus casting a modelos de la talla 0 para sus famosas campañas de ropa interior. Sin embargo, el avance de la ‘manorexia’ parece preocupar en más lugares. Israel ha decidido poner en marcha este año la misma ‘limpieza’ que protagonizó la Pasarela Cibeles y no va a permitir desfilar a modelos que no ofrezcan un aspecto saludable.
Aun así, los ‘books’ de los ‘top models’ más demandados por la pasarela arrojan unas medidas de 37-29-37 (tórax-cintura-cadera), cifras que en ningún caso entran en los cánones de los cuerpos fibrosos. Por el contrario, corresponden a ‘hechuras’ de niños de 13 años, repartidas en estructuras de seis pies de altura. ¿Y los nuevos ídolos de la juventud, tienen infrapeso? En la última lista de la revista norteamericana ‘Empire’ ocupaban las primeras plazas, como los actores más sexys del planeta, Zac Efron -sobre quien ha pululado el fantasma de la anorexia-, Robert Pattinson -entre los más deseados de ‘Glamour’- y Chace Crawford, el delgadísimo actor de la serie Gossip Girl. Si nos centramos en los ídolos musicales, la situación es mucho más preocupante. Bill Kaulitz, líder y cantante de Tokio Hotel -el grupo adolescente que mueve masas y con las fans más entregadas- presume abiertamente de su palidez, de sus ojeras, de medir más de 5’9” y mantenerse por debajo de las 120 libras.
Y hasta el modelo perfecto cayó en la trampa. Se llamaba Jeremy Gillitzer y falleció de ‘manorexia’ el pasado mes de junio a los 38 años de edad, con tan sólo 64 libras de peso. Formaba parte de los ‘top models’ fibrosos preferidos en los 90. Sin embargo, los músculos comenzaron a ser mal vistos en la pasarela, donde prima ahora la delgadez frente a su imagen lograda a golpe de gimnasio. Su situación se agravó a raíz de una ruptura sentimental. Y aunque comenzó a sufrir trastornos alimentarios a los 12 años, este desengaño amoroso fue el principio del fin: comenzó a someterse a rigurosas rutinas de ejercicio que complementaba alimentándose únicamente con una manzana o un sandwich al día.
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