Si a Rubén Blades la vida le daba sorpresas (sorpresas le daba la vida), conmigo no podría ser de otra manera y, a veces, también me concede las mismas bondades. Hoy ha sido uno de esos días, esta vez en forma de artículo en un periódico, escrito por una compañera de trabajo que es la alegría del huerto. ¡Qué gusto da encontrarte a alguien que te sonríe sin motivo aparente!
Así es Carmen.
Leo con placer el artículo y pienso que no se puede decir mejor. Me he identificado tanto con lo leído que no puedo dejar de compartirlo. Son tan grandes las raíces de la religión que da gusto leer tanta frescura de mente tan preclara. Disculpen que el escaneado no sea perfecto, pero con un poco de imaginación podrán rellenar los pequeño fragmentos de alguna letra.
Gracias.
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