lunes, 13 de agosto de 2018

FELIZ SIN FACEBOOK, 7 VECES


"Las redes sociales son una trampa para la soledad"
Siete cosas que puede hacer para empezar a sentirse menos solo.

1. Escribía Bécquer que "la soledad es muy hermosa cuando se tiene alguien a quien decírselo". Una reflexión especialmente cruda cuando Instagram se llena de vacaciones, planes sociales y diversión ajenos.
Algo le pasa. Quizá el tiempo le haya hecho desconectarse de aquellos a los que antes llamaba amigos. O las obligaciones, las mismas que acabaron con su anterior pareja, no le hayan permitido encontrar una nueva. El caso es que, últimamente, se siente muy solo. Y como usted hasta una de cada cuatro personas en las ciudades. Muchas veces a pesar de verse rodeado de gente.
Esa soledad no elegida provoca dolor y mucho más: según "un análisis de 70 estudios con más de tres millones de participantes, incrementa las probabilidades de mortalidad hasta un 29%, aproximadamente lo mismo que la obesidad", escribía el catedrático de Psicología de la Universidad de Chicago y autor de Loneliness (Soledad), John T. Cacioppo.
Como primer paso para combatirla conviene comprender algo: "Todas las emociones son energías para actuar y, aunque es cierto que la soledad pertenece a la esfera de la tristeza, no es más que el germen del cambio". Lo explica Ángel Luis Sánchez, psicólogo y director del Instituto de Desarrollo, quien aclara que el problema llega cuando "nos quedamos estancados en ella, sin evolucionar". Estas son algunas pautas para pelear contra la amenaza de que se instale en nuestra cabeza.

2. ¿Está solo o se siente solo? 
¿Realmente está solo? En muchas ocasiones, las circunstancias conducen a adoptar un rol pasivo que dificulta determinar por qué uno se siente así. Como paso previo, "es importante que diferencie entre estar solo, sentirse solo aún estando con personas y el sentimiento de vacío", explica la psicóloga clínica Lecina Fernández, autora del libro Ilusión positiva.
Porque estar solo no tiene por qué ser negativo; de hecho, es el mejor escenario para encontrar la calma y poder reflexionar. Por el contrario, "sentirse solo sí tiene una connotación negativa, vinculada al descontento, el abandono y el desamparo, sentimientos que pueden experimentarse a pesar de compartir rutinas con personas en las que, realmente, no encontramos el apoyo necesario para vencer esos males", aclara.
Por último, la experta define la sensación de vacío como la más cruel puesto que, aunque parezca similar al hecho de sentirse solo, "tiene unas raíces más profundas, anula cualquier motivación y empuja a ver únicamente la oscuridad de la vida". Avanza Fernández que si se consigue apreciar esta diferencia, si se atiende a las alarmas, será más fácil encontrar soluciones a cada uno de los sentimientos.

3. Del "sin ti no soy nada" a la genialidad de la soledad 
"Para que la felicidad personal no dependa de la presencia de nadie es necesario ser capaz de estar bien con uno mismo", comienza el psicólogo Ángel Luis Sánchez, que invita a pelear contra esos constructos sociales, plasmados en canciones, que sentencian aquello de "sin ti no soy nada", y a "no correr detrás de las mariposas, sino cuidar nuestro jardín para que ellas acudan por sí solas".
El también psicólogo Jesús Matos, experto en la gestión de la tristeza, completa: "La soledad no tiene por qué ser entendida como algo negativo; es el único espacio en el que podemos estar con nosotros mismos en plenitud". Y en un mundo en el que los estímulos externos suelen gozar de todo el protagonismo, escuchar lo que tenemos que decirnos no debería representarse como un escenario negativo. Estar solo a veces es, incluso, abono para la genialidad.

4. Con solo abrir una novela ya empieza a recuperar el control 
Ser proactivo es el primer paso para romper con la dinámica negativa. "Lo mejor es incorporar pequeños avances en el día a día, e ir llenando la vida de aquello que nos hace sentir bien”, sostiene Sánchez. Una charla breve aunque más personal con una persona que tengamos cerca, actividades grupales en el gimnasio, clubes en los que se practiquen hobbies también en grupo. O lectura, o deporte de forma individual…
Se trata de tomar las riendas: "Cuando eres proactivo", cuenta Fernández, "comienzas a tener la sensación de que tomas el control de tu vida". Poner orden rebaja la ansiedad y, al percibir los resultados de esas decisiones, "se obtiene un auto-premio que se convierte en un refuerzo, en la percepción de que poco a poco volvemos a ser dueños de nuestra vida, en detrimento de las circunstancias que nos rodean", explica. Y a la contra: dejarse llevar por el contexto reafirma la creencia de que la situación nos aplasta y no nos deja levantar.
Así, y ante la variedad de posibilidades, tal vez cueste tomar la determinación, pero la recompensa tardará poco en llegar.

5. Olvide la vida 'idílica' de los otros 'instagramers' 
A más insatisfacción personal, menor autoestima y más dudas sobre la estabilidad de la pareja, más purpurina en las publicaciones de Instagram y Facebook. Varias investigaciones apuntan que las personas inseguras tienden a buscar más la aprobación ajena en las redes sociales. No siempre lo consiguen. De hecho, según un estudio de la Universidad de Brunel (Reino Unido), "dado que las publicaciones de las personas con baja autoestima en Facebook son más negativas se las percibe como menos simpáticas y reciben menos likes". Y otra investigación indagó sobre qué señales en un muro de Instagram podían ser indicadoras de una depresión.
Esta relación con las redes sociales como espacio de donde salir reforzado implica mostrar nuestra mejor parte: la mejor comida, el mejor viaje, los éxitos, la vida social... Un escaparate de felicidad que no hará sino que se sienta, por comparación, más solo. "Conviene no dejarse llevar por esas estampas tan perfectas compartidas por los demás y entender que, probablemente, estén edulcoradas y exageradas", confirma el psicólogo Jesús Matos, quien añade: "Asumir como cierta esa vida idílica del resto frente a su existencia, no tan placentera e invadida por ese sentimiento de soledad, le hará salir comparativamente mal parado". Una trampa que, según los expertos, es mejor evitar.
"¿Las redes sociales pueden abrir nuevas vías para conectar con los demás?", reflexiona Cacioppo, y responde: "Depende de cómo se usen. Cuando la gente utiliza las redes para enriquecer las interacciones personales pueden ayudar a disminuir la soledad. [...] Por desgracia, muchas personas solas tienden a considerar las redes sociales como refugios relativamente seguros para relacionarse con los demás", pero generan relaciones superficiales y que no pueden sustituir a las de la vida real.

6. Viaje solo (y aún mejor, de voluntariado) 
Viajar le conducirá de forma espontánea a hablar con otras personas, a enfrentarse a nuevas situaciones que le fortalezcan como el animal social que es por naturaleza. En el caso del voluntariado, al viaje se añade un componente solidario que sumará un ingrediente satisfactorio adicional y "el hecho de trabajar con otras personas en una meta común facilitará la tarea de socialización con los demás", confirma el psicólogo Jesús Matos.

7. No es un tópico: adopte un perro 
No deja de ser otra forma de socializar. Sentirse fundamental para otro ser vivo le ayudará, primero, a derribar inseguridades, afirman los expertos, y, en el caso de un perro, la obligación de salir a pasear es un motor de relaciones sociales. "De nuevo, con un tema contextual compartido del que hablar, será más sencillo entablar conversación con otras personas a las que verá asiduamente y que mitigarán la sensación de soledad", completa Matos.
8Escriba y dele a la imaginación Como dice un proverbio chino, "si lo escucho lo olvido, si lo veo lo recuerdo, y si lo escribo lo entiendo". Ya sea para plasmar sus sentimientos o lo que le apetezca, pero coja el boli. La vertiente terapéutica de la escritura, demostrada en infinidad de estudios científicos, se revela como un arma poderosa también a este respecto. "Escribir, diseñar sobre el papel una ilusión para uno mismo o para los seres queridos, es una puerta de salida a la soledad", sostiene la psicóloga clínica Lecina Fernández. Ella apuesta por esta segunda acción, la de crear sueños para los demás: "En mi estudio ¿Qué es la ilusión? pudimos determinar que el 93% de los españoles asociamos la ilusión positiva a los demás, siendo esta probablemente el polo radicalmente opuesto a la soledad y a los sentimientos que provoca".

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