No me gusta la tele, no la veo, no tengo ni tiempo ni ganas de perderlo. Pero, a veces -como hoy- me olvido del pen que uso para grabar las series y las películas que me interesan y, una vez sentado con la comida delante, no queda más remedio que encenderla y que sea lo que dios quiera. Es encenderla y volver a entender la razón de haberla dejado de ver, es insufrible. Un zapping general me muestra canal tras canal con publicidad, a veces incluso con la misma publicidad, culebrones, películas de hace mil años (malas), Tele 5 y su basura de telerrealidad, programas de humor que cansan a los dos minutos, cortinillas de "volvemos en no-sé-ni-cuánto tiempo" y más anuncios. No la salvan ni los documentales de la 2.
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