Hoy estoy en casa, es fiesta local y aprovecho para dibujar y ver algo de cine en la tele. Escogí READY PLAYER ONE, teniendo en cuenta que en el cine me dormí, literalmente, y que no recuerdo haber llegado ni a la mitad de la película. Aquí he estado bien despierto pero me he aburrido, es la verdad, no me mantiene interesado. Ni la genialidad de mezclar cine del pasado -como la estupenda "El resplandor"- o las recurrentes referencias a los 80, o lo bien hecha que está, consigue que esta segunda oportunidad me devuelva el interés. De hecho, la paré antes de terminar y aún me planteo si acabarla de ver o a otra cosa mariposa.
Una vez me decida, en cambio sí voy a ver el primer capítulo de esta nueva serie que leo promete, una miniserie de 10 capítulos.El País habla de ella en estos términos: Esta miniserie que recorre la década de los noventa trata
de explicar de una manera didáctica, pero muy entretenida, lo que sucedio antes
del día clave. Una serie de eventos, desde la política de Estado a lo más
personal, que no solo abre los despachos gubernamentales al espectador, sino
que también se sumerge en los pensamientos de los terroristas, con un capítulo
alrededor del ataque en Yemen al USS Cole, en 2000, que brilla por su
simplicidad y alma. Es historia reciente como jamás
enseñaron los informativos.
Para narrarlo, la serie se rodea de un reparto coral que
da credibilidad y familiaridad a lo sucedido. Jeff Daniels (recuperado en
televisión gracias a The Newsroom oGodless)
brilla como el jefe antiterrorista del FBI, John O'Neill, cuya historia es
tristemente irónica: tras advertir de lo que sucedía a sus espaldas, lo
restituyeron de su puesto para pasar al sector privado, como jefe de seguridad
en el World Trade Center. Justo semanas antes del ataque. Sin un actor con su carisma,
no nos podríamos encariñar de este solucionador que lidia con tres relaciones
amorosas al mismo tiempo. Tahar Rahim lo acompaña como un agente entre dos
mundos en su condición de musulmán estadounidense frustrado por lo que
hace al otro lado del mundo. Sin olvidarnos de los personajes de la CIA a los
que nos gusta odiar, liderados por Wrenn Schmidt.
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