Si Gardel nos decía "que veinte años no es nada" yo digo veinticinco ¿no serán ya veintiséis quizá? Recibí anoche una llamada inesperada, que no inoportuna, de una persona que fue importante en mi vida hace tiempo, por cercanía, por preceptor, por profesor, por amigo, por compañero. El primer arquitecto con el que trabajé y, junto con su otro compañero y una amiga, descubrí cómo funcionaba un estudio de arquitectura, empecé a amar la ópera, descubrí el olor a amoniaco de la máquina copiadora de planos... Muchos felices recuerdos que pasaron durante una simple conversación telefónica. Ahora espero que podamos retomar nuestra amistad, sería un regalo porque uno no para de aprender nunca.
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Carlos Gardel, *Volver.
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