sábado, 30 de noviembre de 2013

CALCETINES ROJOS


Me gusta estar en mi casa descalzo o en cholas, lo que resulta una tarea dura cuando empieza el frío. En esta zona de Tenerife, a unos 1.000m de altura sobre el nivel del mar, la humedad campa a sus anchas y después de un rato sin moverte empiezas a notar el frío en los huesos. Tengo unos calcetines de montaña, rojos, grandes, calentitos, que me enfundo cuando mis dedos me dices ¡tápame! Son unos calcetines de lana que heredé de mi abuelo, que era montañero, y que no sé cómo se encuentran enteros, sin roto alguno ni aparentemente desgastados. En verano desaparecen en una de las gavetas de la cómoda y en invierno rondan por cualquier esquina de la casa.

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