viernes, 15 de noviembre de 2013

INSOPORTABLE LEVEDAD DEL SER

Llevamos ya unas cuantas semanas escuchando de todo acerca de los etarras y demás delincuentes que han salido, salen y saldrán de las cárceles por el fallo del Tribunal de Estrasburgo acerca de la Doctrina Parot. Claro que los culpables son siempre los demás: Europa, los jueces que mandamos, las conversaciones de paz de Zapatero, etc., etc. Yo entiendo poco, o nada, pero ¿para qué sirven las cárceles entonces si cuando uno termina su sentencia y va a salir está su nombre en todos los medios? No, no se alarmen, no estoy diciendo que me alegre de su salida, pero hago aquí un poco de abogado del diablo con esta reflexión. ¿No dicen las leyes que en España no se está más de 20 ó 30 años en prisión, sea la pena que sea? Pues señores políticos, cambien las leyes si es posible, pero no se quejen después si no han hecho nada al respecto. Si no creemos en el aspecto rehabilitador de las cárceles y estamos contra la semilla del sistema penitenciario, de las sentencias, de los juicios, cambiemos las cárceles por otra cosa entonces. Si no lo hacemos, mandamos a los asesinos a una cárcel, no cambiamos las leyes y estos salen cuando lo tienen que hacer, ¿de qué se quejan? ¿por qué tanta demagogia?
Por otro lado, venga a meterse con la sentencia del Tribunal de Derechos Humanos y con el Tribunal Supremo español por las excarcelaciones; hasta he leído que la Asociación de Víctimas del Terrorismo aboga por su disolución, increíble. He aquí de nuevo la demagogia. Ahora, con el fallo del Prestige, donde todos se van como si aquí no hubiera pasado nada, la derecha aplaude la decisión de los tribunales con euforia, sin disimularlo, y he aquí a los periódicos del régimen (del antiguo, claro), emocionados por la sentencia y su morbo, aprovechando para recordar la campaña en contra del PP y su desvinculación completa con el medio ambiente. Para esta gente la política, o sea ellos, el lo único importante.
Asco me dan.

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