viernes, 5 de julio de 2013

LA SIESTA

Un misterio, pero siempre reparadora. Puedo acostar e sobre la cama, tal cual, y dormir dos horas de un tirón; sentarme en una silla incómoda y quedarme frito 10 minutos; meterme bajo las sábanas despertarme al día siguiente (esto más bien cuando era estudiante); aguantar con los ojos abiertos una película frente al televisor y despertarme con los títulos de crédito...

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