Había cierta expectación, incluso por mi parte, por escuchar la entrevista del empalagoso de Jesús Hermida al Rey. Olvidé encender el televisor, tuve invitados; mi amigo Rodri se iba de viaje y quería despedirme de él, así que esta mañana aproveché para leer sobre ella en los diferentes periódicos, esos mismos que a uno que no conozca nuestra idiosincrasia podrían hacerle dudar si se trata de periódicos editados en el mismo país. Pues bien, la entrevista un fiasco. Los catalanes y los vascos indignados, el PP y el PSOE tan lameculos, serviles y condescendientes como siempre... (Recuerdo ahora que después de la ya tristemente famosa frasecita del Rey, al salir de la operación de cadera después de cargarse al pobre elefante, "lo siento mucho, me he equivocado", el periodista Iñaki Gabilondo, en su columna de EL PAÍS, escribió un artículo con el título EL REY, MAGNÍFICO. Para vomitar). Sólo Llamazares ha dicho que se ha perdido una oportunidad histórica para que el Rey HABLASE, con mayúsculas, de lo que está ocurriendo. Pero nada de eso, la entrevista resulta ser un panegírico, pactado de antemano, donde los temas como la familia real, las cacerías o el caso Urdangarín simplemente no existieron. Ya ven, así están las cosas.
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