Me gusta leer. Escribir es ya otra cosa; es difícil, arduo, necesita tiempo y concentración. No recuerdo ahora de qué escritor se trata, pero escuché una entrevista suya en la radio y decía que los lectores no participaban en la obra literaria, en absoluto, que era el típico tópico de entrevista de caseta del Día del Libro. Para él únicamente se necesitaba soledad, introspección y tiempo. Olvidó decir el talento, era muy modesto.
Yo LO echo de menos, mucho. Echo de menos una estabilidad que me permita más tiempo libre, más tiempo para mi, más tiempo para escribir. Ésta, como tantas otras, es mi asignatura pendiente.
Tampoco ayuda mucho el entorno literario, me temo, a juzgar por la lista de los libros más vendidos en España, encabezados por la bodriosombras de Grey, el psudolibro del inefable Jorge Javier Vázquez o la supuesta biografía infantil de Jesús, escrito por la mano del Papa. Sin comentarios.
Pero yo, erre que erre, sigo empeñado en escribir; ¿no lo hace cualquiera? Claro que... si no salgo en la tele, ni soy Papa ni hablo se sexo... vale, tendré que encontrar entonces un poco de talento.
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