Visto lo visto, en España se ha perdido el sentido común, sin duda alguna. La clase política, este grupo de personas que avergüenzan diariamente al resto de la población, el mismo que jamás pide perdón, al que nunca le salen los colores, que no se exilia (como antaño) o que jamás dimite (como dice el chiste recurrente que pulula por la red: "Dimitir no es un nombre ruso"). Esta misma clase política, encabezada en esta ocasión por obra y gracia de las últimas elecciones, por el Partido Popular, no sólo no corre a desmentir las noticias sobre la participación de presidentes y ex presidentes en la trama del antiguo tesorero del PP, el inefable Bárcenas, o comienza a cortar cabezas como si de una apresurada revolución interior se tratase, no. En cambio raudo amenaza con querellarse contra los periódicos o contra la televisión... Señores, que no se mata al mensajero. Queréllense contra Bárcenas, contra Urdangarían, contra Rato y contra todos estos chorizos de guante blanco, gris o negro. No les digo que sigan el ejemplo islandés porque de nada serviría, pero por favor, den ejemplo, hagan algo, devuelvan la fe (poca) que hemos perdido en los políticos y en la política.
Por favor, replanteen sus decisiones antes de avergonzarnos con declaraciones del tipo Pongo la mano en el fuego por Bárcenas o por Camps, o indultar a un kamikaze asesino, o fotografiarse con chorizos cuyas felonías son vox populi, o menospreciar a la opinión pública por las opiniones sobre las andanzas reales, por poner un ejemplo.
Señores gobernantes, recuerden la Historia porque es sabia: la mujer del César no sólo tiene que ser honrada sino parecerlo.
¿No les da vergüenza que en las últimas encuestas, donde el paro sigue estando en el primer lugar de las preocupaciones de los españolitos, esté la corrupción política en el segundo puesto ¡y subiendo!
¿No les da vergüenza que el Congreso de los Diputados trate a sus señorías como señores feudales y los cubra de prebendas que sus señorías aceptan gustosas?
¿No les da vergüenza viajar en primera con nuestro dinero? (sí, nuestro).
¿No les da vergüenza recortar en educación que es la semilla de unas nuevas generaciones cultas, preparadas y competitivas?
¿No les da vergüenza recortar en sanidad repitiendo la falacia de la sanidad gratuita? A ver señorías, la sanidad no es gratuita, nos la cobran cada mes a cada uno de los que cotizamos, descontando una buena tajada del sueldo. O sea, que pagamos in advance cada mes, por lo que ¿donde está la gratuidad?
Y por último, ¿no les da vergüenza tratarnos como si fuésemos imbéciles?
Llegará un día en que nuestros miedos nocturnos sean tener a un político debajo de la cama; y no tardará mucho esto tal y como van las cosas.
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