martes, 15 de enero de 2013

EL CAZADOR Y BLANCANIEVES


Este pasado fin de semana tuve la oportunidad de ver la miniserie española sobre el asesinato de Carrero Blanco, en 1973. Los acusados fueron condenados a más de cien años, aunque posteriormente el Tribunal Supremo les redujo considerablemente la pena. Una vez muerto Franco, el rey Juan Carlos I los indultó a todos el 25 de noviembre de 1975, justo cinco días después de haber muerto el dictador.
Esta mañana leí, a su vez, un artículo de mayo del año pasado donde se ponía de manifiesto que el gobierno de Islandia perdonó la deuda hipotecaria a parte de su población, optando por un camino muy distinto al que se sigue en Europa para superar la crisis, es decir escuchar las solicitudes de la población y sentar en el banquillo de los acusados a políticos y banqueros tres años después de ser rescatada por el FMI. El gobierno de Islandia anunció que la mayoría de las deudas hipotecarias de la población quedaron perdonadas como respuesta a las exigencias de los ciudadanos.
A mediados del 2012 el Gobierno de España aprobó una amnistía fiscal con la intención de recaudar dinero. La Orden Ministerial ha desvelado una precisión en la que se reconoce que la regularización beneficia no sólo a los capitales en cuentas en el extranjero sino también al dinero negro en metálico oculto en España que podrá blanquearse a través de su ingreso en cuenta bancaria y pago del 10%.
Pregunta: si existió una amnistía a los que se cargaron a un Presidente de Gobierno, una amnistía hipotecaria en un país -como otros tantos- con grandes excesos por parte de políticos y banqueros y hasta una amnistía fiscal para blanquear legalmente el dinero negro, ¿cómo no hay aquí una seria vuelta de tuerca a los bancos y a los políticos para que dejen de estrangular las economías del españolito medio? Lo malo es que esta vuelta de tuerca la tendrían que hacer los políticos honrados... y dos más dos son cuatro. Resumiendo, necesitas ser terrorista, millonario o islandés para no acabar tirándote por la ventana; y mientras “ellos” tan campantes.
¿Le perdonará la vida esta vez el cazador a Blancanieves?

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