Si una de mis profesiones frustradas es ser director de orquesta, si creyese en la reencarnación querría ser un árbol o un libro... aunque si me dieran a escoger preferiría un árbol. Esta tarde he estado con Augusta y Octavia un buen rato en el jardín, disfrutando de la vegetación, de lo preciosas que están las flores de mundo, de cómo ha perdido las flores el árbol mejicano y se ha llenado de hojas, de lo altos que están los cipreses, de lo que va recuperándose el césped después de fumigarlo, etc.
Las flores de mundo, con las que he tenido paciencia para fotografiar su evolución de crecimiento, poco a poco se van apoderando de la zona pavimentada del jardín, pero están tan bonita que ¿a quién le importa?
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