sábado, 16 de julio de 2011

CLUB DE CINE: IO SONO L'AMORE

Anoche, durante una nueva velada de nuestro particular "Club de Cine", Gloria nos sorprendió con otra excelente película. Esta vez una italiana con la magnífica actriz Tilda Swanton como protagonista indiscutible. en Yo soy el amor (Io sono l'Amore / I am love) se respira desde el primer fotograma el ambiente de la alta burguesía italiana donde todo es perfecto: la mansión, los muebles, la ropa, la mesa, el comportamiento, las formas, las conversaciones. La familia es, en el fondo, de lo más normal, aunque sólo puedan demostrar esa normalidad saliendo del yugo convencionalista; una librería en San Remo, Londres, un paisaje campestre, al borde de una piscina en albornoz, una cocina...
Un personaje, Antonio, será la gota de aceite que comience a mover un engranaje para lo que nadie está preparado.
NOTA: Marisa Berenson, matriarca de los Recchi, está casi irreconocible por tanta operación de cirugía estética. Qué pena.
El próximo día me tocará elegir a mi, y el listón sigue realmente alto.
La casa de los Recchi es un edificio coherente con la alta burguesía industrial que la habita entre espejos, flores, dinero y frialdad. Es Navidad y Emma y Tancredi, sus hijos: Edoardo, Gianluca y Elisabetta, los parientes, amigos, abuelos, celebran, entre las referencias a las generaciones anteriores y a las futuras, entre las estancias y los corredores, los jardines nevados, las grandes cocinas de Villa Recchi, el traspaso de funciones en el liderazgo de la empresa y la búsqueda de la consolidación de los papeles dentro del esquema de la clase a la que pertenecen.
Tanto Emma (la dueña de la casa, de origen ruso y que con los años se ha mimetizado con la familia de su marido) como Antonio (amigo de su hijo Edoardo, un joven cocinero poco amigo del compromiso y que concentra sus emociones en los platos que no le acepta su padre para el restaurante de la familia) son dos criaturas inorgánicas para los universos en los que gravitan. La pasión que los lleva a colisionar destroza todos los vínculos y los pone en contacto directo con la naturaleza, de la que Antonio extrae la vida para sus creaciones, y de la cual Emma se había alejado para construir su identidad. El precio que tendrá que pagar es muy alto, y sólo habrá una posibilidad de redención: el amor.


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