Me gustan las Olimpiadas, es la única ocasión, salvo puntualmente algún partido de tenis, en la que me siento frente al televisor para ver deportes. Pues sí, España se despidió anoche de París, o viceversa, tras conseguir 18 medallas, y el mundo con ella, dando la bienvenida a Los Ángeles, la próxima sede olímpica. No pudimos ver la retransmisión de la clausura, coincidí con una película en el cine -La Trampa-, pero me consuela saber que no tuve que ver a Tom Cruise, actor que me resulta sumamente desagradable.
La película bien, suspense hasta el último momento. Si bien un poco ingenua en su resolución, se deja ver y en absoluto se hace larga. Ahora, algo que me llamó la atención de los conciertos en EEUU, hay casi tanta gente deambulando por los pasillos del auditorio, comprando comida, merchandising, en el baño, etc., que viendo el concierto, ¡al mismo tiempo que cantaba la supuesta diva del pop! De hecho, parece normal que el protagonista se levante de su asiento y regrese a él como si estuviera en el salón de su casa.
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