Hace casi 20 años realicé una visita de inspección previa al otorgamiento de una Primera Ocupación y Cédula de Habitabilidad, cuando se visitaban las viviendas, cuando no había aparecido la maravillosa figura de la Declaración Responsable, que supuso un antes y un después en la Administración, a pesar de que a muchos les cueste aceptarlo. El poder es el poder, aunque se trate de mierdipoder.
Ya me estoy desviando. Retomo lo que contaba.
En un día de perros (se nota que me gustan estos días, no hay mejor oxímoron), de esos típicos en La Esperanza, bruma, llovizna y tonos grises en el cielo, llego a casa de una señora que había solicitado el trámite para poder vender la vivienda. En aquellos tiempo yo era un considerable inexperto y me fiaba de lo que iba aprendiendo y aprehendiendo (esto malo, malo: es que así es como se ha hecho siempre) de mis compañeros. Por cierto, la palabra 'compañero' etimológicamente procede del latín 'cumpanis' (cum: con, panis: pan) y su traducción literal es 'con pan'? Se le dio así el significado de 'compartiendo el pan' o 'los que comparten el pan', llegando hasta hoy día como 'compañero'.
Me he vuelto a desviar.
Pues llego a la casa, me abre la señora y me va enseñando todos los cuartos, uno por uno. Yo observo, tomo alguna nota, mido alguna altura y poco más. No había móviles, de manera que nada de la cantidad de fotos que hacemos ahora sino un par de ellas con la cámara de la oficina, ¡cómo ha cambiado el cuento!
Dejamos el garaje para el final, un garaje amplio y vacío donde noté que el techo no estaba enfoscado, viéndose las viguetas y bovedillas tal cual. Eran los tiempos en que yo me fiaba de lo que me decían y la premisa "la casa debe estar totalmente terminada"" era como palabra de dios. Eran los tiempos en que algún compañero obligaba a enfoscar y pintar el hormigón visto porque, según su criterio, no estaba totalmente terminado. De pena. Ésta es otra anécdota asesorada para mi futuro libro sobre mi experiencia en la Administración Pública.
Volviendo al garaje, cuando la propietaria se percató de mi entretenimiento observando aquel techo "sin enfoscar", ¡anatema! ¡el Armagedón! ¡el acabóse!, me dijo es que tengo una pareja de murciélagos viviendo en el garaje...
Ella no me conocía y la noté algo avergonzada por la confesión, pero yo sí me conocía y en ese momento supe que iba a ser mi primera transgresión. Por supuesto no sólo informé favorablemente la Primera Ocupación y la Cédula sino que felicité a la señora por su fauna casera.
Ella feliz, yo más.
Al cabo de un par de años la volví a ver y le pregunté ¿cómo están los murciélagos? La pena es que con mi Dorymemoria de pez cirujano azul no recuerdo qué me contestó.
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