Paula Leitón, una de las integrantes del equipo olímpico español de waterpolo, medalla de oro en París 2024. Estupenda, ya está bien de cuerpos de modelos clónicas.
▬
Waterpolo y amor propio contra la gordofobia: “Sé cómo es mi cuerpo y lo quiero muchísimo”
La deportista, que mide 1,90 y es una de las mejores boyas del mundo, reacciona a las críticas con un discurso tranquilo y recibe una oleada de mensajes de apoyo.
Nadia Tronchoni, 14.08.2024
Dice Paula Leitón (Terrassa, 24 años), una de las mejores waterpolistas del mundo, que en estos años ha tendio que lidiar con comentarios malos, que no le han gustado. Le dolió que le dijeran que le quedaba mal un vestido. Pero, a cambio, encontró calor en otros comentarios positivos. Como cuando le dijeron: qué maravilla que haya mujeres grandes en España. “Al final, los comentarios buenos siempre compensan. Y son con los que me quedo”, concede en una entrevista con RTVE.
Leitón mide casi dos metros y tiene un cuerpo imponente. Trabajado en la piscina desde bien pequeña. En un medio y en una posición, la de boya, epicentro y corazón de un equipo de waterpolo, en el que se imponen la fuerza, la potencia y hasta el amedrentamiento al rival. “Con 12 años estaba gordita, me recomendaron hacer natación y me vieron facultades para jugar a waterpolo. Me gustó y por eso juego”, explicaba hace unos años a EL PAÍS.
Paula Leitón, natural, sencilla, de casa, de su familia, gente humilde, se formó en el club de natación de su municipio, Terrassa, antes de que la fichara uno de los clubes referentes de la categoría, el Sabadell, debutó en los Juegos de Río 2016 con solo 16 años y un Mundial ya a sus espaldas; ganó la plata en Tokio 2020 y ha vuelto de París con la medalla de oro al cuello tras un campeonato excepcional en el que la selección femenina venció por primera vez a Estados Unidos, un logro que empezó a cimentar el triunfo final ante Australia. La waterpolista, por su parte, dejó un gol para el recuerdo, de espaldas, en la semifinal ante Holanda y volvió a marcar también en la final. Durante su paso triunfal por París, sin embargo, tuvo que aguantar comentarios gordófobos en redes sociales. Comentarios que, asegura ahora, le “resbalan”.
Así se expresó después de proclamarse, el pasado sábado y junto a todo el equipo, campeona olímpica. “Igual piensan que me van a hacer daño. Sé cómo es mi cuerpo y lo quiero muchísimo. Lo trabajo para un deporte que es mi vida. Me dan absolutamente igual los comentarios. Acabo de ganar un oro olímpico, que es el sueño que tenía desde que era una enana”, dijo en el programa En boca de todos, de Cuatro.
Su reacción en la televisión ha desatado estos días toda una ola de empatía para con una deportista de alto nivel que se sale de los estereotipos y de lo que conocemos como cuerpos normativos. Sus redes se han llenado de todo tipo de comentarios de apoyo entre seguidores que se enorgullecen de sus logros y padres y madres que la ven como un ejemplo para sus hijas.
Buscada o no, es la reacción esperada cuando decidió responder a quienes critican desde la inquina y el desconocimiento, también desde el anonimato que ofrecen las redes sociales.
Lo hizo porque pensó en aquellas personas que no se ven capaces de quererse de la misma manera que ella lo hace. Además de para “normalizar la diversidad de cuerpos que hay en este planeta y que eso es lo bueno, que seamos diferentes y aprendamos a querernos a nosotros mismos”.
Ahora, explica, se centra en todos los mensajes positivos que le han llegado, “de toda la gente que me quiere, de mi familia, mis amigas, de la gente del waterpolo y de los que han estado al otro lado de la pantalla y el otro día veían su primer partido de waterpolo”.
Leitón mide 190 cm y pesa cerca de 90 kilos. “Siempre fue muy grande, ya de cadete destacaba por su envergadura y dimensiones, ya la veiamos e imaginábamos que sería tremenda. Es bastante dificil de parar dentro del agua”, explica Dani Ballart, exjugador de waterpolo y campeón olímpico con el mítico equipo de Atlanta 96, que la conoce bien. Como “un bebé gigante”, la describía su compañera Maica García el año que debutó con la selección en los Juegos de Río: “Es una mole y un solete. Es muy mona. Tiene unas enormes ganas de aprender y está muy atenta a todos los detalles”, decía entonces quien hoy comparte puesto con Leitón, igual de mole hoy que entonces, mejor jugadora todavía.
Un cuerpo, el de la boya de España, que está en sintonía con otros de los que se ven en las piscinas. “El waterpolo en general es un deporte muy duro. Si se pararan a mirar el equipo, somos tres tías que estamos en los dos metros. Se requiere de este potente físico para poder aguantar un partido”, declaraba ella. Y, para tranquilidad de muchos, se confesaba “cero preocupada”. Eso sí, advertía a los haters: “Si tienen que seguir con esos comentarios, que piensen en las personas a las que pueden hacer daño. A mí no me afecta, pero igual a alguna niña, sí”.
“Paula es casi imparable y lo es gracias a ese físico que tiene. Además, un equipo se compone de una conjunción de virtudes y las de la Paula son más que evidentes, más cuando somos un país que precisamente no cuenta con mujeres muy altas”, analiza Ballart. Y pone el ejemplo de Clara Cambray, capitana del CN Mataró, que mide 160 cm y pesa poco más de 50 kilos. “El deporte premia que llegues a tu mejor versión con lo que tienes”. Y, además, añade, “te ayuda a hacerte fuerte delante de estas circunstancias”.
Para la jugadora, integrante de una selección que ha estado en tres de las últimas cuatro finales olímpicas y que cosecha dos platas y un oro desde Londres 2012, esta medalla significa mucho: “Para el waterpolo español esta medalla es futuro, futuro el que tiene el equipo y futuro para que todas las niñas vean que es posible que con trabajo se llega y se puede soñar siempre”, explicó tras ganar la final.
▬
Siete deportistas de élite que tuvieron que justificar, explicar o defender por qué su cuerpo es como es
El llamado ‘body shaming’ es la crítica a alguien por su forma, talla o la apariencia de su cuerpo. Se ejerce sobre todo contra las mujeres y el mundo deportivo no es la excepción, la waterpolista Paula Leitón ha sido la última en recibirlo.
Por gordas. Por flacas. Por ir maquilladas o por no llevar ni un poco de rímel. Por tener demasiado músculo. Por ser andrógina. Por no tener pechos o por tener demasiado. Por tener rasgos marcados. Por tener el pelo ensortijado. Por negras. Por bajitas. Por mestizas. Por lo que sea y para todas. Porque todos esos “por” operan para las mujeres, cualquiera. También para las deportistas y también las de élite. “Da igual, campeonas de sus países, del mundo, de los Juegos Olímpicos, no importa, si tu cuerpo no es el normativo, ese cuerpo es humillado y deja de reconocerse la autoridad profesional de las mujeres” en sus ámbitos, dice Isabel Tajahuerce, doctora en Ciencias de la información y experta en violencia de género, también delegada del rector para Igualdad en la Universidad Complutense de Madrid.
Isabel Valdés/ Eleonora Giovio, 15.08.2024
No hay comentarios:
Publicar un comentario