El tiempo, siempre inexorable, pasa para todos igual, a pesar de que lo percibamos de diferente manera. Anoche volví a tener un sueño vívido, desagradable entiendo que aún así absurdo, aunque ya no logre recordar un ápice. Me desperté con desasosiego y agitación, no lo había pasado bien por lo que deduje. Me metí en la cama repasando la lista de las cosas que debo hacer hoy, puse el despertador a una hora tempranera -no tanto como entre semana- me me fui adormilando mientras seguía repasando la lista, agobiado por la evidente falta de tiempo. Ahora, justo leyendo el periódico, me encuentro con una noticia interesante que me devuelve el mal rollo, sabedor de mi realidad vital. Pero es lo que hay.
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