Se encontraron ayer dos amigos en una ciudad norteamericana, ambos españoles, al salir del cine; habían acudido cual nostálgicos a un maratón de Harry Potter. Un día completo para revisionar las ocho películas en las que diversos directores llevaron al cine las siete novelas de Rowling. Se sentaron en la cafetería de la esquina, en la misma manzana de la sala, a la manera del cuadro "Nighthawks" de Hopper, pidieron dos cafés y sendos cheesecakes antes de empezar a comentar aquella escena que no le hizo justicia al libro, la oscuridad de las últimas, los personajes más odiosos... Claro que, españoles expatriados ambos, ávidos lectores de periódicos europeos que compensaban el ombliguismo noticiero de Estados Unidos, recalaron en la noticia de la lona desplegada en el centro de Madrid donde se apuntaba el odio del flamante y novedoso partido político VOX hacia unos determinados grupos. Le decía uno al otro: yo, qué quieres que te diga, estoy aterrado, no hago sino recordar lo acontecido en Alemania en los años 30 del siglo pasado. Sí, contestó su amigo, es terrible; fíjate en mi: rojo, gay y ateo, 3 de 3, al paredón seguro. Jajajaja, yo 4 de 4, recuerda que además soy masón.
Y así pasaron la tarde hablando de España mientras se prometían pasar al día siguiente por el consulado para arreglar lo del voto por correo y verse en el siguiente maratón, el de la primera trilogía de Star Wars, la buena.
En ese mismo momento en España, pero con varias horas de diferencia, se cruzaban dos amigos en la calle -ignoro si salían del cine- y, al saludarse, uno comenta ¿has visto la lona de VOX en la calle de Alcalá? Si terrible, pero lo de PODEMOS más. Ay, perdona, acabo de recordar una cita ineludible, ¡hasta otra ocasión!
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John Williams, *Theme from Schindler's List.
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