martes, 4 de abril de 2023

DE CATÁLOGO


¿Cuál es la línea, muy fina por cierto, que separa el amor por los perros y la obsesión? Yo la crucé hace mucho, mea culpa, lo reconozco, ¡para qué nos vamos a engañar a estas alturas? Dormir con mis perras era un placer, no tengo dudas de ello. Cuando, ya mayores, no subían las escaleras y se quedaban a dormir en su cama del salón lo pasé mal, siempre pendiente de los ruidos que hacían, oído avizor. Con los años, ya sin ellas, aún espero que me reciban al llegar a casa como si no hubiera un mañana.
Según una de esas webs facilonas que nos enseñan todo de la medicina, la psicología o de cualquier tema que se te ocurra, yo son (lo fui) un ejemplo de cinomaníaco de catálogo. Y a mucha honra.
Ahora sólo me resta irme parando por la calle cada vez que me cruzo con un perro. Es lo que hay.


Rachmaninov, *Piano Concerto No.2 in C Minor.

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