Las encrucijadas son siempre complicadas. La literatura y el cine están llenas de ellas, cruce de caminos, qué hubiera pasado si... Los protagonistas, que no somos sino nosotros mismos en un día de la marmota cualquiera, deciden dar el paso, salir de Matrix o quedarse en ella y siempre, al menos quiero pensarlo así, la decisión es la correcta: los cambios son siempre a mejor, todo lo que sucede conviene. La RAE, siempre sabia, nos da una definición clara y concisa para encrucijada: Situación difícil en que no se sabe qué conducta seguir. Después, una vez tomado el camino A o B, ¿y por qué no el C?, la definición ya no es válida y entramos en una nueva etapa vital, la del renacimiento, la de las luces, la de la búsqueda del camino de Swann. Dickens parece haber escrito esto, en su "Historia de dos ciudades", para este momento: Era el mejor de los tiempos, era el peor de los tiempos. La edad de la sabiduría, y también de la locura; la época de las creencias y de la incredulidad; la era de la luz y de las tinieblas; la primavera de la esperanza y el invierno de la desesperación. Todo lo poseíamos, pero nada teníamos, íbamos directamente al cielo y nos perdíamos en sentido opuesto. En una palabra, aquella época era tan parecida a la actual, que nuestras más notables autoridades insisten en que, tanto en lo que se refiere tanto al bien como al mal, solo es aceptable la comparación en grado superlativo.
Incertidumbre y miedo con una reducción de optimismo porque hay que ser fuerte y seguir hacia adelante. Los amigos, la familia lógica, que no biológica (que también), de la que hablaba con veneración en otra ocasión, ayuda, le pone al calzo a esa pata que cojea, te hace el mejor regalo de boda posible, te alimenta el alma, te prepara para lo que está por llegar colocándote las "gafas de ver" -me encanta esta expresión anticuada-, esas de cristal de color rosa, o verde esperanza, las que te hacen escucharlo todo en italiano o en dulce portuguesh, ¿qué más necesitamos?
Fe, en ese que no existe porque no es más que hoy. Y ya que estamos, esperanza también, y caridad, por supuesto, siempre caridad.
Hay días en que me siento la persona más afortunada del mundo, a pesar de los pesares.
♫
Carminho, *Palavras dadas.
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