Me siento a trabajar en mi despacho un rato en este domingo con sabor a sábado. Brilla el sol, el cielo está azul, no hay nubes y, mientras cargo el programa con el que ando, oso entrar en la web de EL PAÍS para ponerme malo. Los periódicos de hoy debería llevar un anuncio de ¡PELIGRO! en su portada, ¡SOLO APTO PARA MASOQUISTAS! Las noticias, entre política y corazón, no dan tregua alguna.
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