sábado, 27 de agosto de 2022

MUSAS

 
Durante los primeros años después de terminar la carrera, ávidos por trabajar, recuerdo cómo los días se sucedían, mes tras mes, sin que existieran los fines de semana. En aquella época me debí sentir como Maggie Smith en Dowton Abbey, pero a la inversa. Ahora, con el tiempo y los ojos oteando el horizonte de la jubilación -esto se está convirtiendo en una obsesión, no hago sino cruzarme con gente que se acaba de jubilar y a la que profeso una gran envidia-, los fines de semana los atesoro, los disfruto, los descanso, los duermo. Luego están aquellos donde tengo trabajo pendiente y que odio profundamente, como éste. Me siento de mal humor, me concentro poco y mal y es cuando las musas procrastinadoras hacen su presencia volando sobre mi cabeza como si de dementores se tratase. 
Un almuerzo con una buena amiga sazona la cosa mientras continúa la larguísima cuanta atrás.
Eminem, *Lose yourself.

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