El recuerdo de Carlos se diluye en el tiempo, tanto que es como si hubiera estado con nosotros "toda la vida". Desde hace ya tantos años se mezclaba el tenis, nuestras salidas nocturnas, nuestros días en el Club con Alicia, el cafecito con Raquel y Carmen Ledi, las comidas con Tito, las jornadas en La Mina con German... Ahora, que ya no está con nosotros, llegan a nuestra cabeza tantas cosas, momentos que se mezclan, que se superponen.
Todos dejamos alguna huella, no cabe duda. ¿No nos enseñaron que los caminos del Señor son inescrutables? Pues eso.
D.E.P.
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