miércoles, 24 de agosto de 2022

RENOMBRANDO ESPAÑA


Meses y meses, años, escuchando cada mañana noticias sobre el COVID; contagios, muertes, UVIs repletas, médicos y enfermeros, GESTAPO de balcón, la dichosa "Sobreviviré", ciudades vacías, depresión generalizada. Después llegó la vacuna y entramos en una nueva fase periodística, los vacunados. Ancianos, políticos y curas listillos, emérito y familia allende los mares, dependientes y finalmente el españolito medio. Vacunados todos, rebaño inmune, 7ª ola terminada, ¿qué nos queda? 
¡Demos la bienvenida a la viruela del mono! 
Pero no, parece que la cosa no es tan grave como nos hacían creer, ni siquiera ha cuajado aquello de que se trata de una dolencia gay. Hay que encontrar otra cosa que entretenga los telediarios y las primeras páginas de los periódicos.
Y...voilà, ¡el precio de la electricidad! Bienvenidos ahora al sufrimiento catódico, el precio diario del MWh que nos recuerda a) que somos unos pringados, b) que dependemos de la electricidad para todo, c) que cueste lo que cueste tendremos que soltar la pasta, d) todas las anteriores. Ni los incendios, ni el calor estival, ni la guerra de Ucrania, ni Putin, ni China, ni siquiera Maduro, que está últimamente muy calladito, eclipsan el precio del gas. ¿Cuánto va a durar esto? Qui lo sá.
Aquí, en España, todo lo aderezamos con la sarta de estupideces que sueltan los políticos por esas boquitas que dios le dio y que, no hay otra, tenemos que tragarnos. Decenas de comparecencias para hablar del decreto energético, el NO por el NO de siempre, los que están en la duda, los que se lo están pensando. Y yo me pregunto, ¿qué hay que pensar? Igual no es la mejor solución ni será la panacea que acabe con los males del mundo, pero al menos es algo y ¿menos no era nada? Pues ahí los tenemos, mentes brillantes piensa que te piensa si votar a favor de ahorrar energía o seguir llevando la contraria porque así funciona el sistema. Se me ocurre, visto lo visto, y como está ya todo escrito, asimilando La Moncloa al trono de Hierro, renombrar las autonomías con algo que suene más realista. Por ejemplo, Madrid pasaría a ser "Nido de Águilas", Cataluña "Rocadragón", el País Vasco "Invernalia", Valencia "Desembarco del Rey", Galicia sería "Tierra de las tormentas" y Canarias "Aguasdulces", sólo para empezar. 
¿Imaginan un telediario dando estas noticias? Maravilloso.
Alaska, *La bruja Avería (La bola de cristal).

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