"Su propia víctima" se llamó la película del 64 "Dead Ringer", con la siempre estupenda Bette Davis como protagonista, en esta ocasión de dos papeles diferentes. Qué gusto da el buen cine en blanco y negro, donde el guión lo era todo, las caras de los actores, sus movimientos, la música, la luz. No reniego del cine actual, ni muchísimo menos, pero el antiguo tenía algo especial, diferente.
Con estas películas, que vi ya hace muchos años, me ocurre algo extraño, por un lado las veo como si se tratara de disfrutarlas por primera vez, pero por otro soy capaz de recordar escenas completas y hasta parte de los diálogos. Esta debe ser parte de la magia del cine.
Albert Beich, Oscar Millard (Historia: Rian James)
André Previn
Ernest Haller (B&W)
Warner Bros. Pictures
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