...pero nunca he entrado. Ahora, leyendo un artículo sobre el restaurante, entiendo la razón: la etiqueta. Nunca se me ha ocurrido volar a NY cargando un traje o una corbata. Suerte que allí la gente pasa de todo y recuerdo ir a la ópera abrigado, con vaqueros, botas para la nieve y un jersey.; claro que en el hall te mezclabas con doñas enfundadas en abrigos de pieles o neoyorquinos con smoking. En fin, un buen lugar si te aparece algo con más glamour, y además soñar sigue siendo gratis.
Cita romántica (y clandestina) en Nueva York
Por Patricia Osuna
http://www.ocholeguas.com/bitacoras/coordenadas/2014/02/05/cita-romanticabr-y-clandestina-bren.html
Lleva abierto de forma ininterrumpida 94 años en una ciudad tan promiscua como Nueva York. Su cocina no ha perdido ni un ápice de prestigio, con una hamburguesa que copa el ránking de las mejores de la Gran Manzana. Y además se permite el lujo de exigir etiqueta(elegantes ellas, chaquetas ellos, nada de vaqueros y, por supuesto, vetadísimas las deportivas, chanclas y sucedáneos).
Se trata de Club 21, uno de los más afamados speakeasy de los años 20 y uno de los restaurantes con más historia y carácter de Manhattan en los albores del siglo XXI. Vamos, un clásico. Aunque sus comienzos fueron como antro clandestino donde rufianes y autoridades compartían alcohol y confidencias durante la Ley Seca (en su bodega secreta se llegaron a ocultar 2.000 cajas de Montrachet 1889, Romanee Conti 1880 y vintagescomo el Chateau Lafite-Rothschild), su acertada conversión en local sofisticado pronto le granjeó una clientela selecta con los personajes más destacados del mundo de la cultura, la política y del deporte.
Así que gran parte del encanto de almorzar o cenar en el Club 21 radica en saber que tus reales posaderas posiblemente descansarán durante unas horas donde ya lo hicieran las de Humprey Bogart (aficionado al Ramos Gin Fizz en la mesa 30, señalizada con la placaBogies Corner), Salvador Dalí, el ubicuo Ernest Hemingway, Henry Kissinger, Richard Nixon y un larguísimo etcétera. El club tiene tanta personalidad e historias que contar que el Séptimo Arte tampoco ha podido resistirse a sus encantos. Búscalo en el Morning Glory de Harrison Ford, Sexo en Nueva York (cómo no) o en Un día inolvidable con Michele Pfeiffer y George Clooney, entre otros filmes.
¿La carta? Sublime. Ya optes por algo refinado como ostras y langosta o platos mássencillos como el pollo con verduras rehogadas (el favorito de Joe DiMaggio) o la ya mencionada hamburguesa con salsa casera (de la que Aristóteles Onassis se declaraba adicto), uno nunca se equivoca. Si a esto se le suma un servicio sagaz y profesional que parece sacado de una novela de Raymond Chandler, el almuerzo o la cena se convierte en un recuerdo imborrable de tu paso por Nueva York.
Además, el Club 21 hace honor a su nombre y ofrece distintos espacios que reflejan el ambiente íntimo y acogedor de una casa privada: el bar para un cóctel de postín o unsnack elaborado; el salón principal para una cena romántica (nos encantan sus mesas con sencillos manteles a cuadros y el techo recubierto de juguetes, maquetas y objetos donados por sus ilustres comensales); y cualquiera de sus 10 comedores privadospensados para una celebración de negocios, en familia o con amigos.
Y qué decir de su mítica bodega. Oculta, como antaño, tras una puerta de dos toneladasque sólo puede abrirse insertando un alambre por un estrecho agujero que acciona el pestillo, hoy es un reservado para 20 comensales (en ella se sirve un menú especial de seis platos regado con los mejores vinos). Si tienes suerte (o algo de maña) puede que consigas que un camarero cómplice te lleve hasta ella atravesando la cocina, subiendo y bajando tortuosas escaleras y serpenteando por el subsuelo del restaurante.
Pero sssshhh... Que quede entre nosotros.
Club 21. 21 West 52nd Street. Nueva York. NY 10019 (EEUU). Más información en:www.21club.com y en www.orient-express.com (el restaurante forma parte de la exclusiva colección Orient Express).
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