viernes, 4 de diciembre de 2009

LES DESEAMOS UN BUEN VUELO


¿Por qué tendremos esa sensación de impotencia en el aeropuerto cada vez que un vuelo se retrasa y nadie de explicaciones? En el teatro, en el cine, en una competición deportiva... en todos estos eventos la puntualidad es importante y, si no es así, el respetable empieza a mostrar más que aparentes síntomas de cabrero.
> ¡Que empiece ya!, ¡que ya es la hora!
Esto gritábamos cuando yo era niño y la función del cine se retrasaba.
En un aeropuerto nunca pasa nada, o son causas operativas, retraso del vuelo anterior o causas técnicas. Simplemente el vuelo se retrasa y no pasa nada. Ah, y por supuesto NADIE pide disculpas, ¡qué menos!
Y cuando alguien osa acercarse al mostrador a preguntar, alguien con cara de perro contesta muy serio: ¡ya avisarán de la salida del vuelo cuando esté listo el avión! ¡no me agobie señora/señor!
Qué impotente se siente uno cuando no puede hacer naad para resolver la situación. Hace algunos meses cometí la ingenuidad de quejarme por escrito de un retraso injustificado de un vuelo, que supuso mi llegada al destino 2 horas después de la programada, con la consiguiente imposibilidad de asistir a un evento. Al cabo de unos meses recibí una amable carta con la repuesta, amable a la par que inútil.
> No es de nuestra competencia... Debe usted dirigirse a... y bla bla bla.
Por supuesto leí la carta y la tiré después. Nada de nada.
Hoy vuelven a retrasar mi vuelo, nadie da explicaciones y yo espero como un niño bueno. Como debe ser.

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