Hemos tenido en el Ayuntamiento un ciudadano en huelga de hambre, instalado frente a la puerta principal y sin comer desde el sábado pasado. Solicita la luz para su casa, edificada sin licencia y con un serie de problemas que no se han podido solucionar hasta la fecha. Después de varias conversaciones, la intervención de la concelal de Urbanismo y de los Abogados, la suya y el nuestro, el señor decidió ayer por la tarde abandonar su actitud y dejar que los trámites terminen de forma natural y así lograr su objetivo final.
No critico su posición, pues cada uno es libre de "buscarse la vida" como crea oportuno, pero poner en peligro la suya propia antes de agotar todas las vías posibles me resulta al menos un tanto precipitado. Ahora, nadie puede negar que no se le parte el alma al ver situaciones como ésta tan cerca. Imagino cómo se deben sentir en el aeropuerto de Lanzarote con el caso de Aminatou Haidar. Sólo espero que se solucione pronto.
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