Ignoro qué mueve a alguien dedicarse a la crítica en general, a la de cine en particular. Si tuviera tiempo y ganas, que lo uno ni lo otro, para montar una estadística con datos recabados de leo, el crítico de cine de EL PAÍS, Carlos Boyero, se encontraría en el Olimpo de aquellos a los que todo lo que se filma le parece aburrido, intrascendente, innecesario o pasable y olvidable, como encabeza la que escribe sobre la película "Elvis". A mi personalmente me da mal rollo leer sus críticas, siempre espero lo que obtengo, nada, nunca, está a la altura de sus expectativas. Resumo: son sus críticas absolutamente prescindibles. Otros críticos expresan sus opiniones, más o menos benévolas, pero sin ese tufillo a cátedra que me pone enfermo.
Dejemos pues a Boyero y centrémonos en en cine.
¿Te gusta Elvis? Estás de enhorabuena, te encantará la película. ¿NO te gusta? Pues igualmente lo estás porque desde ahora te gustará Elvis. Así de sencillo. Independientemente de los actores, Austin Butler está fantástico y Tom Hanks, como era de esperar, increíble, aunque su personaje es bastante odioso y repulsivo, durante las casi 3 horas que dura -a mi no se me hizo larga en absoluto- te sumerges en la ya eterna música de Elvis, en parte de su vida conocida y, sobre todo, la relación con sus padres y con su siniestro representante, el Coronel Parker (Tom Hanks). No se ceba en la parte más morbosa del cantante, su adicción a las drogas, o su matrimonio sin final feliz a pesar de que, aparentemente, Priscila estuvo enamorada de él hasta el último momento, según nos deja ver la película.
En la estela de las dedicadas a Freddy Mercury o Elton John, no por estar de moda este cine le resta méritos, si disfrutaste de las anteriores películas de Baz Luhrmann (director o guionista), El Gran Gatsby, Australia, Moulin Rouge o Romeo y Julieta, disfrutarás con Elvi, sin duda.
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Elvis, *Can't help falling in love.
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