He de reconocer que las últimas noticias que nos llegan me dejan un sabor de boca agrio y tanto desasosiego que las palabras me queman pero no sé escribirlas, no sabría ni cómo empezar. ¿Qué dirán los libros de Historia de este siglo convulso? Todo lo que avanzamos en el siglo XX parece ir perdiéndose paso a paso, lenta pero de forma inexorable. Vemos cómo en la era globalizada de Internet donde la balanza del poder y la economía es otra, o al menos eso nos hacen creer -la macroeconomía no la entienden ni Ellos, y a los hechos me remito: no hay economista que haya dado en el clavo jamás, acaso una pincelada de lo que ocurre u ocurrirá-, la Madre Rusia invade un país como si tal cosa, los americanos dan pasos de gigantes en derechos humanos, pero hacia atrás, la gente muere cruzando fronteras, ahogados a miles, grandes fortunas que crecen mientras la clase media mengua, la sombra del fascismo se alarga ¡quién lo habría dicho!, pandemias eternizantes, conspiraniocos paraniodes a raudales. Cuesta ser optimista.
Da miedo.
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