Sabido es que las comparaciones son odiosas, pero hay veces en que aún lo son más. Hablaba hace un par de días con dos señoras y un señor que me increpaban de forma un tanto desagradable (gajes del oficio) por un problema urbanístico de difícil solución, imposible diría, del que yo únicamente podía informar. Así, después de intentar de varias maneras explicarles cuál había sido la causa de todo y cuando pensaba que, posiblemente, lo habían entendido, me sueltan ¡eso sólo pasa en España!, antológica frase sobre todo cuando la pronuncia un extranjero. Pregunté, ¿por qué dicen eso? no siempre todo tiene solución y el urbanismo, muchas veces, es complejo de entender y más si, como en este caso, tiene que ver con una decisión judicial. Ahí comenzaron a poner de ejemplo a dos países sudamericanos que, por educación, no nombraré pero que, desgraciadamente, no están ahora para dar ejemplo de nada ni a nadie. Después de un rato de alabanza a sus países de origen (no sé qué hacen en esta España corrupta entonces) se fueron sin despedirse y despotricando entre dientes. C'est la vie! pensé, para darle a todo un toque de humor.
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