Veo esta mañana en las noticias, entre flash y flash aeroportuario, que en Río se había celebrado un acto en Copacabana en contra de la mutilación de sus aletas a los tiburones. Ya saben, las cortan y los echan al mar sin ellas; ya pueden suponer el destino de los pobres escualos. Por lo pronto podemos dejar de pedir comida como "sopa de aletas de tiburón".
Se acerca cada vez más el día en que definitivamente me volveré vegetariano.
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